Día 4 (06/12/2021) - Pisa ➞ Girona
Pisa
El último día de este viaje nos levantamos pronto, teníamos menos de un día para visitar Pisa y no queríamos perder tiempo. Fuimos al comedor del hotel para tomar el desayuno que teníamos incluido con nuestro alojamiento. Después acabamos de preparar las maletas y abandonamos el hotel. Tuvimos que caminar un poco con nuestras pertenencias a cuestas, además de llevar a Liam en su carrito, para ir a buscar el autobús. Como la noche anterior, esta era la mejor manera de moverse por la ciudad y desplazarnos desde nuestro hotel hasta la estación de trenes. El autobús tardaba unos veinte minutos en llegar hasta la estación y pagamos en total 3€ por el desplazamiento.
Cuando llegamos a la estación fuimos a buscar las taquillas que a esta hora ya estaban abiertas. Dejamos nuestras maletas por las que pagamos un total de 15€, cogimos un par de mochilas y el carrito de Liam y nos pusimos en marcha. La noche anterior habíamos hecho la reserva online para hacer las visitas a la Torre de Pisa y los museos de la plaza de los Milagros. En total nos había costado 54€, era algo caro pero incluía la visita estrella de la ciudad. Como Liam no podía subir a la torre, habíamos reservado hora a las 10:00 y a las 10:45, para subir en dos turnos por separado y que uno de nosotros pudiese quedarse con Liam.
Desde la estación hasta la plaza de los Milagros hay cerca de media hora caminando, así que después de dejar las maletas no perdimos el tiempo y empezamos a caminar. Por el camino tuvimos que cruzar el río Arno, el mismo que también pasa por la ciudad de Florencia. Aquí vimos la curiosa iglesia de Santa María della Spina. Por ahora, nos conformamos con sacar algunas fotos desde el puente, el conjunto formado por el río, la iglesia y las casas de alrededor era muy bonito. Seguramente, después tendríamos más tiempo para ver la iglesia con más tranquilidad.
Río Arno
Plaza de los Milagros
Unos pocos minutos más tarde llegamos a la plaza de los Milagros. Fue imposible no fijarnos en la Torre de Pisa nada más llegar a la plaza, aunque la catedral también nos llamó la atención. Habíamos llegado con tiempo suficiente, antes de que a uno de los dos le tocase subir a la torre. Aprovechamos estos minutos para dar un vistazo rápido a la plaza de los Milagros y empezar a comprender lo que veríamos durante la mañana.
Piazza dei Miracoli
Antes de subir tuvimos unos minutos para disfrutar del exterior de la Torre de Pisa. En realidad la torre es el campanario de la catedral de Pisa que está a escasos metros. La torre empezó a inclinarse durante su construcción en el año 1173. La inclinación fue empeorando hasta la finalización de la construcción durante el siglo XIV. Al principio, el edificio tenía una altura de 59 metros, pero actualmente, tiene algo menos de 58 metros. En 1990 la inclinación era de 5,5 grados, tuvieron que hacer trabajos para estabilizar la estructura y reducir la inclinación a 3,97 grados. En 2008 rebajaron 70 toneladas de tierra de la base, teniendo la torre algunos años cerrada, hasta que en 2011 se volvió a abrir al público.
Torre de Pisa
El primer turno que habíamos reservado lo aprovechó Miriam para subir a la torre y en el segundo lo haría Sergio. La visita duraba aproximadamente media hora, por eso habíamos dejado 45 minutos entre un turno y otro. Al entrar solo se ve un espacio cilíndrico y una pequeña puerta que da a las escaleras. En total hay 294 escalones que hay que subir para llegar a la cima. Una vez arriba hay dos niveles donde pueden verse las campanas, que no olvidemos que al fin y al cabo la Torre de Pisa es el campanario de la catedral. En total hay siete campanas que componen los acordes de la escala musical.
Torre de Pisa - Campana
Lo mejor de subir hasta la cima son sin duda sus vistas. Se puede ver al completo la plaza de los Milagros con la catedral en el centro, de la cual puede verse el tejado. Pocas veces habíamos tenido la ocasión de ver una catedral desde arriba. También es posible ver la ciudad que rodeo a la plaza, incluso se ven los límites de Pisa con las montañas que la rodean. Hemos de añadir que la inclinación se nota tanto mientras se sube por las escaleras, como cuando se está en la cima, algo que es realmente curioso. Aunque la entrada es algo cara, subir es una experiencia que merece la pena.
Vistas desde la Torre de Pisa
Vistas desde la Torre de Pisa
Una vez realizada la visita estrella de Pisa, nos dispusimos a realizar el resto de visitas de la plaza. Pasamos junto a la catedral pero por ahora no entramos. Fuimos a uno de los laterales para entrar en el museo delle Sinopie. Durante la segunda guerra mundial, una granada estalló en el techo del Camposanto y provocó que plomo fundido cayera sobre los frescos. Lo único que se pudo hacer fue retirar las pinturas de la pared y descubrieron las sinopias, que son dibujos preparatorios en ocre rojo que estaban debajo de los frescos. Dimos una vuelta por la planta baja viendo las sinopias, que nos parecieron curiosas pero nada más. En el segundo piso había una colección de pinturas medievales y dimos un pequeño recorrido. Sin ser unos apasionados de la pintura no estuvimos demasiado tiempo y volvimos a la calle.
Museo delle Sinopie
Museo delle Sinopie
Cruzamos la plaza y de camino pasamos por delante del baptisterio. Como en el que habíamos visto en el de Florencia, el baptisterio se situaba separado de la catedral. Esto es porque personas sin bautizar no pueden entrar a la catedral, así primero bautizaban a la gente en el baptisterio y después ya podían entrar en el templo cristiano. Sin embargo, este baptisterio era de base circular en vez de octogonal como el de Florencia. Tampoco había nada remarcable, aunque a nosotros la arquitectura y acabados del pequeño edificio nos gustaron mucho.
Baptisterio de Pisa
La siguiente visita era recorrer el Camposanto monumental de Pisa, incluido en las entradas que habíamos comprado la noche anterior. El nombre de camposanto de debe a que, se cree que el edificio fue construido alrededor de un cargamento de tierra sagrada procedente de Tierra Santa durante la cuarta cruzada. El lugar no deja de ser un antiguo cementerio que alberga alrededor de 600 lápidas. Algunas simplemente son una losa de piedra en el suelo, pero otras son auténticas obras de arte. También son destacables los frescos que se encuentran en los muros pintados durante los siglos XIV y XV, por artistas como Taddeo Gaddi, Antonio Veneziano, Benozzo Gozzoli o Andrea de Bonaiuto.
Camposanto monumental de Pisa
Camposanto monumental de Pisa
Consideramos que ahora era buen momento de acercarnos hasta la catedral, aprovechando que no había cola para entrar. La catedral empezó a construirse en el siglo XI por el arquitecto Buscheto en estilo románico. En parte nos recordó a la catedral y las basílicas que habíamos visto en Florencia, sobre todo por el recubrimiento exterior formado por mármol de diferentes colores. En el interior nos llamó la atención el techo pintado con pan de oro y que alberga el escudo de los Médici. Del interior también nos llamaron mucho la atención los arcos y el púlpito que fue la obra maestra de Giovanni Pisano y que esculpió entre 1302 y 1310. Dimos una vuelta completa por el interior que nos llevó algo más de diez minutos y volvimos al exterior.
Catedral de Pisa
Catedral de Pisa - Púlpito
Volvimos al otro extremo de la plaza, donde se encuentra la torre, porque justo detrás se encuentra el último lugar que nos quedaba por visitar. Entramos en el museo dell Opera del Duomo, donde pudimos observar una gran colección de esculturas de entre los siglos XI y XIX. Un gran número de las obras son del taller de Nicola Pisano, sobre todo de Giovanni Pisano como es su célebre estatuilla ebúrnea, y también de Tino di Camaiano. El museo también alberga otros objetos provenientes de la catedral como son relicarios, paramentos sagrados y tejidos preciosos.
Museo dell Opera del Duomo
Museo dell Opera del Duomo
Habíamos pasado toda la mañana en la plaza de los Milagros recorriendo la famosa Torre de Pisa, la catedral, el baptisterio y los diferentes museos. Desde nuestro punto de vista lo interesante fue la ver la catedral y sobre todo la torre, pero por lo demás no nos pareció un lugar muy relevante. Antes de abandonar la plaza y como hacen casi todos los turistas que vienen hasta aquí, no pudimos evitar hacernos la foto más típica haciendo ver que aguantamos la Torre de Pisa.
Torre de Pisa
Torre de Pisa
Pisa
Habíamos pasado toda la mañana en la plaza de los Milagros, recorriendo todos sus puntos de interés, con especial atención a la Torre de Pisa. Sin darnos cuenta se nos había hecho la hora de comer y fuimos a buscar algunos de los restaurantes que nos habían recomendado. Acabamos por entrar en el restaurante Il Peperoncino que nos pareció muy acogedor. Para comer pedimos unos paccheri al ragu, unos gnocchi gorgonzola y unos spaguetti carbonara. Estaba todo muy bueno, pero en especial los spaguetti, posiblemente la mejor carbonara que hemos comido en nuestra vida. De postre pedimos una panna cotta y un tiramisú, que también estaban muy buenos. Por la comida junto con agua, cerveza y café, nos costó en total 55,75€. Después de la experiencia podemos recomendar este restaurante, ya que, la comida está buenísima, el trato de los dueños es también muy bueno y el lugar es muy acogedor.
Comida en Il Peperoncino – Gnocchi gorgonzola
Comida en Il Peperoncino - Tiramisú
Con un muy buen sabor de boca volvimos a la calle. Teníamos unas horas por delante antes de tener que ir a buscar el tren y aprovechamos para ver un poco el resto de la ciudad. Lo primero fue acercarnos hasta la piazza dei Cavalieri que estaba a poco más de cinco minutos. Aquí hay varios edificios de interés como el palazzo dei Cavalieri, que es un antiguo cuartel de la orden de caballeros de San Esteban. También hay otros edificios como el palazzo dell'Orologio y la sede central de la scuola normale di Pisa.
Piazza dei Cavalieri – Palazzo dei Cavalieri
A continuación, fuimos acercándonos de nuevo al río y callejeamos un poco para conocer la zona. Las calles eran estrechas pero con mucho encanto. Por la zona encontramos varias iglesias como son la chiesa parrocchiale di Santa Cecilia y San Paolo all Orto. También vimos que había pequeños negocios, aunque todavía era temprano y no habían abierto en su horario de la tarde.
Chiesa Parrocchiale di Santa Cecilia
Seguimos callejeando hasta llegar a una de las calles más comerciales de la ciudad. Para muchos Borgo Stretto es considerada como la mejor calle de Pisa, aquí pudimos ver que había gran cantidad de negocios, bares y cafés. A esto, hay que añadir que hay gran cantidad de arcos y una estatua de Galileo Galilei. La calle tenía muy buen ambiente y nos permitimos pasar un rato tranquilamente recorriéndola.
Borgo Stretto
Antes de llegar al río nos desviamos al llegar a la plaza delle Vettovaglie. Aquí volvimos a encontrar calles estrechas y un pequeño mercado de fruta, donde nos detuvimos a comprar unas mandarinas para Liam. El motivo de habernos desviado era porque queríamos llegar a ver el palazzo Agostini. El palacio se construyó en el siglo XIV uniendo dos casas. Aunque tiene su historia, a nosotros nos interesaba su fachada que está decorada con elementos de terracota fitomórfica y antropomórfica, siendo uno de los mayores ejemplos de arquitectura gótica de la Toscana. Como curiosidad, en la planta baja se encuentra el café dell'Ussero fundado en 1775.
Palazzo Agostini
Cruzamos al otro lado del río y caminamos siguiendo su curso para ver con más tranquilidad la iglesia de Santa María della Spina. Por la mañana habíamos pasado cerca, pero sin tiempo de disfrutarla. En esta ocasión nos acercamos hasta sus puertas para verla de cerca con más tiempo. La iglesia de Santa María della Spina fue construida en 1230 en estilo gótico. Durante su historia la iglesia ha sido reforma y reconstruida en varias ocasiones. De hecho, fue movida de su lugar original, porque al estar cerca del río el terreno no era muy estable. Las últimas remodelaciones son de finales del siglo XIX. Su nombre viene dado porque la iglesia alberga como reliquia una espina de la corona de espinas de Cristo.
Iglesia de Santa María della Spina
Volvimos al puente por donde habíamos cruzado el río para regresar a la plaza XX Settembre. Aquí había un gran árbol de navidad entre otras decoraciones. Junto a la plaza encontramos un mercado bajo los soportales. Desde aquí parte la Corso Italia, que junto al Borgo Stretto es la calle más comercial de Pisa. A esta hora los negocios locales y las franquicias ya estaban abiertos. La calle estaba llena de gente que paseaba arriba y abajo haciendo sus compras.
Corso Italia
Al final de la calle llegamos a la plaza Vittorio Emanuele II. Antes de recorrer la plaza entramos en la Borsa, uno de los bares de los alrededores a tomar un café y un chocolate por los que pagamos 6€, encontramos que era muy caro. Después recorrimos la plaza, donde vimos que había un mercado navideño y un tiovivo. Todavía teníamos algo de tiempo y dejamos que Liam se subiese de nuevo a un tiovivo, antes de tener que ir a buscar el tren.
Piazza Vittorio Emanuele II
Vuelta a casa
Cuando vimos que se acercaba la hora fuimos a la estación, donde recogimos nuestras maletas. Compramos unos bocadillos para cenar por 11,7€, que seguro serían más baratos que en el aeropuerto. Después compramos los billetes de tren para ir hasta el aeropuerto por 10€, por suerte Liam no pagaba. En apenas siete minutos hicimos el recorrido desde la estación de trenes hasta el aeropuerto. Después solo nos quedó esperar algo menos de una hora para que llamasen para embarcar. Aprovechamos el vuelo para cenar ya que llegaríamos a casa algo tarde.
Habíamos pasado unos pocos días en dos de las principales ciudades de la Toscana, una de las zonas más bonitas de Italia. La ciudad de Florencia nos había enamorado desde el primer momento, y solo lamentamos no haber tenido algo más de tiempo para hacer algunas visitas que nos habían quedado pendientes, como entrar en la cúpula de Brunelleschi. Por contra, la ciudad de Pisa nos había decepcionado un poco, aunque ver su famosa Torre de Pisa es una visita imprescindible. Hemos de añadir que comer en Italia siempre es una gozada, en estas dos ciudades en concreto comimos muy bien y recomendamos los restaurantes que habíamos elegido. En resumen, fue un buen viaje y tenemos ganas de volver a la Toscana para poder recorrer en más profundidad toda la región y volver a pasar unos días en Florencia.
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