Día 9 (12/05/2022) - Mývatn ➞ Dimmuborgir ➞ Dettifoss ➞ Selfoss ➞ Mývatn
Camping de Mývatn
Durante la noche nos despertamos en una ocasión y vimos que pese a ser de madrugada había claridad en el cielo. Aunque ya habíamos visto en los primeros días, que la noche en Islandia en estas fechas no llega a ser del todo oscura, aquí vimos que todavía había más claridad. Estábamos más al norte, más cerca del círculo polar ártico, y a poco más de un mes del verano. Después de esta curiosidad seguimos durmiendo y nos despertamos por la mañana dispuestos a comenzar el día que empezaba nublado. Desde el camping había unas buenas vistas de los alrededores, con el cráter Hverfjall de fondo.
Camping de Mývatn
Volvimos a la cocina donde tan cómodos habíamos estado la noche anterior. Preparamos el desayuno mientras Liam jugaba en una de las mesas del comedor. Mientras tomábamos el desayuno estuvimos mirando la previsión del tiempo y el estado de las carreteras. La previsión era de que hoy volvería a nevar y la carretera que queríamos tomar para llegar hasta Húsavik, donde queríamos dormir hoy, de momento estaba abierta. Al día siguiente queríamos hacer el tour en barco para ver ballenas y por ese motivo había que llegar hasta Húsavik. Para hoy queríamos ver el cráter Viti, las cascadas de Dettifoss, Selfoss y Hafragilsfoss, para acabar pasando por el cañón de Ásbyrgi antes de llegar a Húsavik. Viendo las previsiones no empezamos el día con mucho optimismo, pero tampoco estaba en nuestras manos. De modo que después de desayunar nos pusimos en marcha y hacer las visitas que el clima nos permitiese.
Dimmuborgir
Antes de alejarnos del lago Mývatn quisimos hacer una visita que nos quedó pendiente el día anterior. Llegamos al campo de lava de Dimmuborgir y lo primero que vimos fue unos carteles donde explicaban las diferentes rutas que había. Decidimos que haríamos solo la corta que era de una media hora, con eso tendríamos suficiente para conocer la zona.
Dimmuborgir
Dimmuborgir
El camino está muy bien marcado y preparado para que se pueda pasear por la zona. El resto del territorio está lleno de rocas volcánicas distribuidas de forma totalmente aleatoria, tal como la naturaleza había decidido. En algunas partes había rocas grandes y en otras montículos de rocas. En común tenían que todo era muy curioso y nos parábamos cada pocos metros para sacar fotos. Mientras estábamos haciendo la visita notamos que empezaba a nevar, por ahora eran solo unos pocos copos, pero estábamos seguros que no tardaría en nevar con más intensidad. Volvimos a la camper para continuar con las visitas antes de que no fuera posible conducir.
Dimmuborgir
Dettifoss
El siguiente objetivo era visitar el cráter Viti. Durante el primer tramo del camino vimos que apenas caían unos pocos copos y la carretera estaba bien. Tuvimos que tomar un desvío que lleva a la zona de Krafla y poco a poco empezamos a ascender. Unos pocos kilómetros antes de llegar a nuestro destino empezamos a ver que todo estaba nevado y la carretera estaba cada vez en peores condiciones. Sin embargo, conseguimos llegar hasta el parking. Aquí nevaba bastante y hacía mucho viento. Justo al bajar de la furgoneta vimos a Diego que bajaba del cráter. Le preguntamos si valía la pena y nos dijo que con este día no se veía nada, además el camino estaba resbaladizo y eran más de veinte minutos de subida. Con estas condiciones, yendo con Liam y lo poco que íbamos a ver, decidimos dar la vuelta y continuar con las otras visitas. De todos, esta era una visita secundaria y ya habíamos visto el cráter Kerid en los primeros días que era una visita parecida.
Deshicimos el camino hasta la Ring Road para dirigirnos hasta Dettifoss. Tuvimos que recorrer unos pocos kilómetros hasta encontrarnos con otra carretera secundaria que nos llevaría hasta la cascada. Por el momento seguía nevando, pero una vez habíamos bajado de la zona de Krafla, lo hacía con menor intensidad. La carretera 862 estaba en buenas condiciones y pudimos llegar al parking sin problemas. Al bajar de la camper vimos que desde aquí se podía llegar a las dos cascadas importantes que queríamos ver hoy, Dettifoss y Selfoss. La zona estaba nevada y decidimos ponernos a Liam en la mochila de porteo para poder hacer la visita.
Desde el parking son unos pocos minutos, aunque con la nieve tardamos más de lo normal. La caminata valió la pena para ver una de las cascadas más importantes de Islandia. Dettifoss está considerada como la cascada más caudalosa de Europa, llegando hasta los 500m3/s en función de la época del año. Además, tiene unos 100 metros de ancho y una altura de 44 metros. La sensación de estar en este lugar fue increíble, ver caer tanta cantidad agua sumado al ruido que producía no se puede explicar. La combinación de la caída de agua con el paisaje nevado era espectacular. Estábamos pasando frío y seguía nevando ligeramente, pero el paisaje lo compensaba.
Dettifoss
Dettifoss
Desandamos parte del camino para llegar a una bifurcación que lleva hasta la cascada Selfoss. Por el camino continuamos viendo que había nieve por todas partes. No pudimos evitar detenernos y escribir "ICELAND 2022" en la nieve, sin duda un recuerdo más de nuestros viajes y toda una experiencia.
Dettifoss
Selfoss
Recorrimos la distancia que nos separaba de la cascada Selfoss y fuimos junto al río Jökulsá. Conforme nos acercábamos a esta segunda cascada, vimos un precipicio desde donde estábamos hasta el río. Las paredes de columnas de basalto se alzaban desde el agua hasta la zona donde estábamos. Esta parte del camino no estaba delimitado y había que caminar sobre las rocas por donde se podía. Había zonas encharcadas y había que ir esquivándolas. Sin embargo, el paisaje era espectacular y lo estábamos disfrutando.
Selfoss
Selfoss
Llegamos lo más cerca posible de la cascada y pudimos verla al completo. Las dimensiones son similares a Dettifoss, Selfoss tiene unos 100 metros de ancho y 44 de alto. Desde aquí las vistas de la cascada eran espectaculares y si Dettifoss nos había gustado, quizá Selfoss nos gustó un poco más. Esta segunda cascada se veía de frente completamente, viendo toda la fuerza del agua, mientras que la primera quedaba en parte oculta con las rocas.
Selfoss
Selfoss
Empezamos a deshacer parte del camino y cuando salíamos de la zona más rocosa del camino nos giramos para ver por última vez la cascada. Selfoss nos había sorprendido muy positivamente y nos resistíamos a irnos. Además, encontramos a un chico inglés que nos dijo que si queríamos, nos sacaba una foto. No quisimos perder la oportunidad y aceptamos la oferta. Habíamos hecho la visita a Dettifoss y Selfoss sufriendo un poco las inclemencias climáticas, pero el paisaje nevado lo compensaba.
Selfoss
Cuando volvimos a la furgoneta era mediodía y preparamos la comida. Mientras comíamos fuimos pensando que hacer con los planes que teníamos a continuación. La idea inicial era continuar por la carretera 862 hasta Ásbyrgi, haciendo además algunas paradas para hacer pequeñas visitas. La cascada Hafragilsfoss quedaba muy lejos y había que llegar andando, además después de ver Dettifoss y Selfoss, esta última no era importante y la descartamos.
Después de comer y viendo el estado de las carreteras decidimos continuar por la carretera 862 con mucha precaución. Eran un total de 35 kilómetros y el tiempo había empeorado, empezando a nevar con mayor intensidad y haciendo más viento. Poco a poco veíamos cada vez más nieve a ambos lados de la carretera y a los pocos kilómetros empezaron a aparecer las primeras placas de hielo. Aún no habíamos llegado ni a la mitad del camino y veíamos muy difícil llegar. Habíamos reducido la velocidad por precaución y un 4x4 llevaba unos minutos siguiéndonos. Al final el coche nos adelantó y un par de minutos después vimos que se salía de la carretera. Nos acercamos para ver como estaban y no se habían hecho nada. Eran italianos y nos preguntaron si sabíamos a donde había que llamar, les dijimos que en el seguro del coche tenía que haber un número de teléfono. Como estaban bien nos fuimos, justo delante había una bifurcación que aprovechamos para dar la vuelta. Con esto descartábamos la visita a Ásbyrgi y se nos complicaba llegar a Húsavik.
Lago Mývatn
Mientras volvíamos a la Ring Road estuvimos pensando en alternativas para el resto de la tarde, y que hacer con la excursión para ver las ballenas. De hecho no teníamos reservada la excursión ya que en esta época del año no había demasiada gente. Decidimos enviarles un mail para preguntar si mañana saldrían para avistar ballenas. Ya que habíamos perdido la oportunidad de hacer algunas visitas y que en los alrededores del lago ya lo habíamos visto todo, decidimos ir a los baños termales. Antes de llegar pasamos por Bjarnarflag, una central geotérmica que echaba muchísimo humo, pero lo que sorprendía era la laguna de color azul que hay justo al lado.
Bjarnarflag
Cuando llegamos al parking del Mývatn Nature Baths dudamos si entrar o no. El temporal no invitaba a salir de la furgoneta y los baños son al aire libre. Cada vez nevaba con mayor intensidad y hacía mucho viento. Mientras nos decidíamos vimos entrar y salir de los baños a varias personas, así que al final nos decidimos por entrar. Pagamos 10.030ISK por la entrada y fuimos a los vestuarios a cambiarnos. Una vez en el agua vimos que la piscina era más grande que la Secret Lagoon, y además, había tres piscinas a diferentes temperaturas. La sensación era increíble, estando bien calentitos hasta el cuello debido al agua y en cambio notábamos frio en la cabeza. A los pocos minutos, veíamos como los copos iban cuajando en nuestro pelo mientras que estábamos bien calentitos. Probamos las tres piscinas y en la que estábamos mejor era en la principal, donde estaba la mayoría de la gente. Una de las piscinas era muy pequeña y el agua estaba a 42ºC, la sensación al entrar era muy agradable. Pasamos cerca de una hora bañándonos hasta que decidimos que era hora de salir.
Mývatn Nature Baths
Cuando volvimos a la furgoneta, la agencia de la excursión para avistar ballenas nos había contestado. No estaban seguros si al día siguiente se podría salir debido al temporal. Valoramos unos minutos si valía la pena correr el riesgo de intentar llegar a Húsavik con el estado de las carreteras, teniendo en cuenta que sería casi imposible salir con el barco. Después de pensarlo unos minutos decidimos volver al mismo camping que la noche anterior a pasar la noche. El camping nos había gustado mucho, sobre todo por la amplia cocina. Como era temprano tuvimos tiempo de cocinar la cena y la comida para el día siguiente. Con la experiencia de la noche anterior, aparcamos la camper junto al edificio de la cocina para estar un poco más a cubierto de la tormenta y pasar menos frio durante la noche.
