Día 8 (11/05/2022) - Egilsstadir ➞ Seydisfjördur ➞ Studlagil ➞ Hverir ➞ Mývatn
Egilsstadir
Después de varios días durmiendo en la furgoneta agradecimos mucho poder dormir en una cama. El día anterior habíamos perdido la oportunidad de hacer algunas visitas debido al clima, pero habíamos descansado durmiendo en una buena cama y hoy veíamos las cosas con más optimismo. Aprovechamos el espacio de la habitación para desayunar. Llevamos todas nuestras pertenencias de nuevo a la camper y vimos que hoy no estaba nevando, aunque todavía se veía una fina capa blanca en el suelo.
Antes de decidir nada fuimos al punto de información de Egilsstadir, que coincidía en ubicación con el camping de este pueblo. Entramos y preguntamos por el estado de las carreteras para saber lo que podríamos hacer hoy. Nos dijeron que hoy las carreteras estaban abiertas, aunque había que ir con cuidado. También nos dijeron que podíamos ver el estado de las carreteras en la web www.road.is. En los próximos días esta información nos sería muy útil.
Sabiendo que hoy se podía circular por las carreteras de los alrededores de Egilsstadir decidimos acercarnos hasta Seydisfjördur. Empezamos a discurrir por la misma carretera que el día anterior y vimos que hoy las condiciones eran mejores. Se notaba que había pasado un camión quitanieves, sobre todo cuando llegamos al puerto de montaña y la carretera estaba completamente limpia, aunque quedaban pequeños montículos de nieve en los laterales.
Seydisfjördur
El pueblo de Seydisfjördur se encuentra anclado en uno de los fiordos del este de Islandia. Su ubicación lo convierte en uno de los puertos más importantes del país. Aquí llegan los ferris que vienen desde Dinamarca. De hecho, cuando nos acercábamos al pueblo por carretera vimos dos grandes barcos detenidos frente al pueblo. Aparcamos en el parking de un supermercado que hay a la entrada y nos acercamos hasta el agua. Desde aquí pudimos ver casi todo el pueblo que no llega a los 1.000 habitantes. La mayoría de casas se distribuyen alrededor de la costa, haciendo que la vista sea muy bonita.
Seydisfjördur
No tuvimos que caminar mucho para llegar al edificio que habíamos venido a ver, pero antes nos sorprendimos de ver algunos ejemplos de street art. Nos sorprendió ver que en un pueblo tan pequeño hubiera casas enteras pintadas de este modo. No pudimos evitar detenernos unos minutos para ver los dibujos y sacar algunas fotos.
Seydisfjördur
Junto a estos ejemplos de street art encontramos el motivo de venir a Seydisfjördur. Seydisfjardarkirkja es una pequeña iglesia que está ubicada en un lugar espectacular. Además, frente a ella hay un camino pintado con los colores de la bandera LGTBI, que hacen que la imagen sea muy llamativa. La verdad es que la combinación es muy fotogénica y sacamos un montón de fotos. No olvidábamos que esta era una visita planificada para el día anterior, venir hoy hasta aquí nos hacía ir justos de tiempo todo el día. Aunque nos hubiera gustado dar una vuelta por este pueblo con mucho encanto, nos conformamos con ver su iglesia y las vistas.
Seydisfjardarkirkja
Seydisfjardarkirkja
A los pocos minutos de abandonar Seydisfjördur vimos que había una cascada y paramos unos minutos. Desde aquí había una estupenda vista del fiordo y el pueblo, donde destacaban los dos barcos grandes. La cascada Gufufoss no está nada mal, pero después de las que estábamos viendo estos días, no nos pareció muy impresionante. Además, había empezado a chispear y solo tuvimos tiempo de acercarnos un poco para sacar algunas fotos.
Seydisfjördur
Gufufoss
Studlagil
Volvimos hasta Egilsstadir para tomar de nuevo la Ring Road y ponernos en dirección al norte. La carretera principal del país estaba mucho mejor que el día anterior, casi no había nada de nieve. Teníamos casi una hora de camino y nos detuvimos en varias ocasiones para disfrutar del paisaje. Por el camino fuimos viendo pequeñas cascadas y restos de la nevada del día anterior. Llegamos al desvío que nos marcaba el GPS justo al llegar a un río. Nos dirigíamos al cañón Studlagil y este era el río que formaba este cañón.
Carretera de Egilsstadir a Studlagil
Carretera de Egilsstadir a Studlagil
El primer tramo de esta carretera secundaria estaba asfaltado, pero no tardó en convertirse en un camino de tierra. Tuvimos que reducir la velocidad hasta que llegamos al parking. Cuando llegamos era ya mediodía y antes de nada decidimos que era un buen lugar para comer. Después salimos para hacer la visita, según indicaban los letreros había que bajar por unas escaleras metálicas. Al llegar abajo hay un mirador y desde aquí nos dimos cuenta que nos habíamos equivocado. Desde aquí se podía ver el cañón y la fotogénica roca de basalto, pero no se podía llegar hasta ella. En algún punto del camino debía haber un desvío para cruzar el río y caminar hasta ese lugar.
Studlagil
Studlagil
Subimos de nuevo las escaleras y caminamos un poco por la zona elevada para llegar a la altura de la roca de basalto. Encontramos un punto desde donde se podía ver sin acercarnos demasiado al precipicio y sacamos algunas fotos. Desde aquí vimos que unas pocas personas habían subido a la roca y estaban paseando por encima. Volvimos a la furgoneta con la esperanza de encontrar por donde cruzar el río.
Studlagil
Studlagil
Deshicimos el camino y tras unos minutos encontramos un pequeño puente que se podía cruzar caminando. Desde aquí había unos cinco kilómetros de distancia, demasiada distancia para hacerla caminando ya que íbamos justos de tiempo. De todos modos habíamos visto el cañón desde el otro lado. Yendo por este camino lo único sería sacar una mejor foto de la roca de basalto y ni siquiera veíamos claro subir a ella, no lo veíamos del todo seguro. Teniendo esto en cuenta decidimos seguir conduciendo hacia el norte.
Carretera de Studlagil a Mývatn
Teníamos más de 120 kilómetros de distancia hasta el lago Mývatn, donde teníamos varias visitas por hacer. El paisaje que fuimos encontrando en esta parte del país era diferente al de los días anteriores. Habíamos dejado la cercanía del mar y ahora la carretera discurría entre montañas. En algunos tramos había más nieve que en otras, pero durante todo el trayecto fuimos viendo zonas blancas.
Carretera de Studlagil a Mývatn
Encontramos algunos miradores y no perdimos ocasión para detenernos a disfrutar de los impresionantes paisajes de Islandia. En algunos momentos vimos que volvía a caer un poco de nieve pero ni mucho menos como el día anterior. Cuando faltaba poco para llegar encontramos que había coches detenidos. Nos sorprendió mucho porque apenas encontrábamos coches por la carretera y mucho menos pensábamos que pudiese haber retención. Algo tenía que pasar para que hubiéramos tenido que parar. A los pocos minutos descubrimos que el motivo era que un camión se había salido de la carretera y había volcado la caja. Un camión grúa estaba levantando la caja y hasta que no lo consiguió no pudimos continuar.
Carretera de Studlagil a Mývatn
Carretera de Studlagil a Mývatn
Lago Mývatn
El lago Mývatn es uno de los más grandes de Islandia y en sus alrededores hay un buen número de visitas. La primera que encontramos fue la zona geotérmica de Hverir. El parking se encuentra junto a esta zona geotérmica y solo bajar de la camper notamos el típico olor a huevos podridos del azufre. Como habíamos visto en otras zonas geotérmicas del país durante los primeros días, algo característico de estos lugares es el agua humeante. Lo primero que vimos fue una gran área con pozas de agua, que por el humo se notaba que tenía que estar muy caliente.
Hverir
Hverir
Caminamos por la parte que discurre junto a las pozas y fuimos encontrando zonas que parecían pequeños ríos de agua caliente. Lo que más nos llamó la atención fue unos pequeños montículos de los que salía humo. Era como si la tierra hubiera ido cediendo en estos puntos, creando estos pequeños montículos hasta que se creó un orificio por donde salir el gas del interior. Pasamos unos minutos contemplando este fenómeno antes de continuar el camino.
Hverir
En pocos minutos conduciendo por un camino secundario llegamos a la gruta Grjótagjá. Es otro fenómeno natural que nos llamó la atención. Junto al parking hay una zona rocosa con una pequeña abertura en el lateral. Por ella se puede entrar un par de metros para ver una pequeña piscina natural de agua muy caliente. En el exterior hacía frio y nada más entrar un poco en la gruta empezamos a notar el calor. Esta visita es muy rápida ya que la abertura es pequeña y no hay espacio para moverse, así que apenas estuvimos unos pocos minutos.
Grjótagjá
A continuación, llegamos a la carretera que bordea el lago y quisimos acercarnos al cráter Hverfjall. Lo llamativo de este cráter es que está formado por roca y arena negra, que contrasta con el color verde de los alrededores. Condujimos hasta la base por un camino de tierra, con lo que tuvimos suficiente para ver la grandeza de este cráter. El camino seguía un poco más y desde allí se puede subir hasta la cima. Viendo lo alto que era decidimos que no íbamos a subir.
Hverfjall
Hverfjall
Seguimos por la carretera que bordea el lago hasta que encontramos un lugar desde el que se veía el agua. Paramos un momento para ver que el lago era muy tranquilo. Apenas llevábamos un par de horas en los alrededores de Mývatn y ya notamos que sería una de los lugares que más nos iban a gustar.
Lago Mývatn
Acabamos llegando al sur del lago para llegar a una zona llena de cráteres. Desde el parking hay un camino que rodea todo Skútustadagígar, aunque nosotros solo llegamos hasta una parte elevada desde donde se veían los cráteres. Era sorprendente ver en un área tan pequeña un número tan grande de cráteres.
Skútustadagígar
Skútustadagígar
El día había sido un poco largo, en parte por tener que añadir una visita del día anterior y por la cantidad de kilómetros que hicimos. Nos dirigimos al norte del lago donde hay tres campings, pero después de buscar vimos que solo estaba abierto en estas fechas estaba abierto el camping Hild. Fuimos a la recepción y pagamos 4400ISK, unos 31,72€, por la noche. La chica de la recepción nos explicó que los baños estaban justo al lado y toda la zona que había para pasar la noche. También que cruzando la carretera había otra zona habilitada para dormir y la cocina, donde también había habitaciones.
Fuimos a la cocina para preparar la cena y nos sorprendimos al ver la que fue la mayor cocina que tendríamos durante el viaje. Pudimos preparar la cena y la comida para el día siguiente sin problema. Además de tener ocho fogones a esta hora no había mucha gente. Mientras cocinábamos conocimos a un chico madrileño y comentamos experiencias del viaje. A él le pasó como a nosotros, el día anterior quiso ir a Hengifoss y condujo varios kilómetros por el camino por el que nosotros habíamos dado la vuelta. Se encontró un punto donde no pudo continuar y al final también tuvo que dar la vuelta. De modo que al final habíamos hecho bien dando la vuelta desde un principio. La zona de mesas también era muy amplio, tuvimos sitio de sobras para cenar y que Liam jugase un rato. Antes de irnos a dormir miramos el estado de las carreteras y no teníamos claro si podríamos hacer lo que teníamos planificado. Por el momento tampoco nos preocupamos demasiado y nos fuimos a dormir.
