Día 18 (05/12/2016) - Koh Rong
Amanecer en Koh Rong
El día anterior habíamos ido a dormir pronto. Sin proponerlo nos levantamos muy temprano y vimos el amanecer. Desde la terraza de la guest house teníamos una vista impresionante, pero pensamos que sería mejor ir a la playa. Nos vestimos rápido y cámara en mano bajamos. Primero nos quedamos en la parte de la playa más cercana a la guest house, donde estaban el muelle y los restaurantes.
Amanecer en Koh Rong - Vistas desde la guest house
Después fuimos a la otra parte de la playa, donde ésta era más ancha y limpia. Aquí vimos que no éramos los únicos que habíamos salido de la cama para ver el amanecer. Cerca de la orilla había muchas barcas pesqueras. El día anterior habíamos visto unas cuantas, pero a primera hora de la mañana se veían más. Los camboyanos todavía no habían salido a pescar. Aprovechamos que en esta parte de la playa había hamacas, para tumbarnos 5 minutos antes de continuar. También pasamos un rato escribiendo en la arena, aprovechando que no había oleaje y duraría más tiempo.
Amanecer en Koh Rong
Amanecer en Koh Rong
Cuando volvíamos a la guest house, vimos que el pueblo empezaba a ponerse en funcionamiento. Los locales empezaban a abrir y los niños iban al colegio con sus mochilas. Eran poco más de las 6 de la mañana y los camboyanos ya empezaban el día.
Amanecer en Koh Rong
Playa larga
Buscamos un bar donde poder desayunar. Estuvimos comparando precios y acabamos entrando en un bar en la misma calle de la guest house. El lugar se llamaba Nice Food II, tenía ofertas de desayuno y estaba bien de precio. Comimos un bocadillo con café con leche y volvimos a la guest house. Mientras volvíamos a la habitación nos encontramos a Héctor y tenía los mismos planes que nosotros, así que, quedamos en unos minutos.
Cogimos la mochila pequeña y fuimos a comprar algo de fruta, por si nos entraba hambre. Pasamos a por Héctor y fuimos a la playa larga. Para llegar tuvimos que seguir la calle de la guest house. Pocos metros después de pasar frente a nuestro alojamiento, el camino pasaba a ser de tierra y entramos en un bosque. Al principio el camino era de subida y no muy complicado. Para señalizar el camino, habían colocado chancletas enganchadas en los árboles.
Camino a la playa larga
La segunda parte del camino fue un poco más complicada. Para bajar por el otro lado de la isla, había que pasar por una zona llena de rocas. Había colocadas una serie de cuerdas para ayudar a bajar mejor. El recorrido fue toda una experiencia. Pasado el trozo más complicado, tuvimos que caminar un poco más para llegar finalmente a la playa larga. También se puede llegar en barca, pero nos habían dicho que no era precisamente económico.
Camino a la playa larga
Camino a la playa larga
Cuando llegamos a la playa teníamos mucho calor, el camino había durado más de una hora. No lo pensamos dos veces y fuimos directos a bañarnos. En este extremo de la playa, estaban construyendo un pequeño puerto. La playa medía 7 kilómetros, de ahí el nombre de playa larga. Nos secamos un poco y empezamos a pasear por los 7 kilómetros de playa, para alejarnos de la construcción del puerto y llegar a otra zona más tranquila.
Playa larga
Recorrimos algo menos de la mitad de la playa, no vimos necesario continuar hasta el final. En el otro extremo de la playa parecía haber un pequeño pueblo, pero el resto era igual a lo que ya habíamos visto. Elegimos un lugar donde poner las toallas y disfrutar del resto de la mañana en el agua. La playa era un poco más estrecha que en la otra parte de la isla, pero era mucho más tranquila. En el rato que estuvimos apenas vimos pasar unas pocas personas, pero sandflies todas las que queráis. La playa era de fina arena blanca y el agua estaba calmada y transparente. Además, podíamos caminar unos cuantos metros y el agua no cubría más que hasta la cintura.
Playa larga
Playa larga
Pasamos una buena mañana en la playa hasta cerca de la hora de comer. Teníamos un rato para volver al pueblo y nos pusimos en marcha. Al principio, cuando tuvimos que empezar el camino de subida, no teníamos muy claro por donde porque al llegar no nos fijamos que desde este lado todo parecía igual. El camino a la inversa fue más o menos igual de complicado. Tuvimos que subir por las piedras, por donde habíamos descendido con las cuerdas.
Koh Rong
A la vuelta al pueblo fuimos a buscar un sitio donde comer. Acabamos entrando en el restaurante donde habíamos desayunado. Era uno de los restaurantes donde tenían más variedad y más económicos. Comimos unos tallarines estilo camboyano con una cerveza bien fresquita.
Comida - Tallarines
Después de comer fuimos a preguntar los horarios del ferry para el día siguiente. No teníamos más días para estar en la isla, al día siguiente teníamos que dirigirnos hacia Phnom Penh. La vuelta en ferry a Sihanoukville ya la teníamos comprada, pero queríamos comprar el billete de Sihanoukville a Phnom Penh. Preguntamos en varios sitios y el lugar más económico era en el muelle. Reservamos para el ferry de las 10:30 de la mañana, así no tendríamos que madrugar.
Pasamos el resto de la tarde disfrutando de este pequeño paraíso. Estuvimos un rato en la playa, como la tarde del día anterior. También tomamos un par de cervezas, sentados en una terraza pegada a la orilla. Estuvimos poco tiempo en Koh Rong, pero fue suficiente para descansar de dos semanas sin parar.
Koh Rong - Playa
Koh Rong - Playa
Al llegar la noche fuimos a buscar un lugar donde cenar. Preferimos escoger otro lugar distinto al del desayuno y la cena del día anterior. Encontramos un restaurante llamado White Rose y decidimos probar. Era una de las últimas oportunidades para comer amok, uno de los platos camboyanos más típicos. Pedimos este plato, pensando que ya nos quedaba poco para despedirnos de Koh Rong. Después de cenar fuimos con Héctor a tomar una cerveza y despedirnos, él se quedaba unos días más en la isla.
Cena - Amok
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