Día 15 (24/03/2018) - Taupo ➞ Rotorua ➞ Piarere
Huka falls
Para el día de hoy teníamos una agenda muy completa. A diferencia de jornadas anteriores, teníamos planificadas actividades y visitas para todo el día. Empezaríamos por las Huka falls, pasando por Wai-O-Tapu y Waimangu, para acabar llegando a Rotorua, donde teníamos reservado un tour en un poblado maorí con cena incluida.
La primera parada del día no estaba muy lejos de Taupo, donde habíamos pasado la noche. Apenas tardamos unos 15 minutos en llegar. Desde el mismo parking ya pudimos escuchar el ruido del agua al caer. Había un puente que cruzaba el río y desde donde podían verse las primeras cascadas.
Huka falls
Cruzamos al otro lado y caminamos por el corto paseo que había en paralelo al río. Desde aquí hay un mirador para ver la cascada más grande. También había otro camino que continuaba pero era un recorrido largo, para hoy teníamos muchas cosas que visitar y descartamos continuar. Al poco de salir del parking vimos que había otro mirador. Desde éste había otras magníficas vistas de la cascada y nos detuvimos a sacar algunas fotos.
Huka falls
Wai-O-Tapu
En Rotorua y sus alrededores hay muchas zonas termales. La primera que vimos fue Wai-O-Tapu, la más importante y visitada de todas. Nada más bajar de la autocaravana empezamos a notar el fuerte olor a azufre característica de este lugar. Para poder acceder pagamos 58,5NZD de entrada y nos dieron un folleto en español, en pocos sitios lo tenían en nuestro idioma. La zona termal abarca un total de 8 kilómetros, pero la ruta más larga solo recorre 3 kilómetros. Se calcula que pueden recorrerse en una hora y 15 minutos. El resto no está habilitado para visitas.
Todo el lugar está lleno de cráteres, humaredas de vapor y piscinas de agua hirviente. Los primeros tres cráteres están muy cercanos entre ellos. Éstos son, en el orden en que nos los fuimos encontrando, Devil's Home, Rainbow Crater y Thunder Crater. En los tres vimos un cráter en el suelo y como salía humo de ellos. Aunque en los tres la forma era totalmente diferente, en todos ellos se veía el amarillo del azufre. En el último también vimos como en el fondo había agua hirviendo. Pocos metros más adelante se encuentra Devil's Ink Pots, una piscina de lodo de color oscuro debido al alto contenido de grafito y petróleo crudo.
Wai-O-Tapu - Thunder Crater
Wai-O-Tapu - Devil's Ink Pots
Continuamos hasta llegar a la Artist's Palette, uno de los puntos de interés que más nos gustó de Wai-O-Tapu. En esta piscina pudimos ver como se combinaban diferentes colores. El camino continuaba hasta el mirador de la Opal Pool, una piscina de aguas amarillentas. Después cruzamos por un pequeño pasillo que discurre entre algunas de las piscinas del complejo. A la izquierda quedaban The Pimrose Terrace, una terraza de cuarzo, y el Jean Balten Geyser. Por la derecha teníamos el Artist's Palette que acabábamos de ver y la Champagne Pool, que dejamos para el final.
Wai-O-Tapu - Artist's Palette
Aunque cerca había otros puntos de interés el camino continuaba. Según veíamos en el mapa volveríamos a esta zona por otro camino. A partir de aquí los cráteres y piscina estaban más separados entre ellos. En este tramo vimos el Géiser de Wai-O-Tapu pero no estaba activo y las Alum Cliffs, unos precipicios de alumbre. También pasamos por la Fryin Pan Flat, un cráter lleno de sedimentos, la Oyster Pool, una pequeña piscina de agua hirviente y que realmente tiene una forma parecida a la de una ostra como su propio nombre indica, y la Sulphur Cave, una cueva de azufre con la entrada de color amarillo. Al final del recorrido llegamos al Lake Ngakoro Waterfall, un lago de agua caliente y con un color verdoso.
Wai-O-Tapu - Oyster Pool
Wai-O-Tapu - Lake Ngakoro Waterfall
A partir de aquí comenzaba el camino de vuelta. Llegamos hasta el último desvió por el que habíamos venido. Subimos unas escaleras que pasan al lado de la Bridal Veil Falls, unas cataratas que vienen de la Opal Pool.
Wai-O-Tapu - Bridal Veil Falls
Regresamos a la zona donde había juntos cráteres y piscinas. En esta ocasión volvimos por el otro lado, justo frente a la Champagne Pool. Quizá este sea el punto más icónico de Wai-O-Tapu. Esta piscina combina unos cuantos colores y emana una gran cantidad de humo. Pudimos acercarnos hasta la valla que la rodea y notamos que el olor a huevos podridos debido al azufre era casi insoportable. Notábamos impregnado este fuerte olor hasta en la ropa. Rodeamos la Champagne Pool justo cuando el viento cambió de dirección y nos vino encima más de esta humareda, nada agradable debido al olor.
Wai-O-Tapu - Champagne Pool
De vuelta a la entrada todavía vimos otros lugares interesantes. Pasamos por Inferno Crater y Bird's Nest Crater, en este segundo no vimos ningún pájaro, aunque como su nombre indica lo utilizan para anidar. El último cráter que vimos fue el Sulphur Cave Crater, con muchas marcas amarillentas por el azufre. Finalmente, llegamos a la Devil's Bath, una piscina de un color verde muy llamativo. Ésta es una de las que más nos gustó de Wai-O-Tapu. Para salir tuvimos que pasar por la tienda de recuerdos, donde nos abstuvimos de comprar nada por el momento.
Wai-O-Tapu - Devil's Bath
Waimangu
De camino a Rotorua se encuentra la zona termal de Waimangu. No es tan famosa como Wai-O-Tapu, pero decidimos parar para hacer una visita. Al llegar nos sorprendió que la entrada era más cara pese a ser menos conocida. En esta ocasión tuvimos que pagar 69,30NZD para poder entrar.
Para poder visitar todo el parque, está estimado que se puede hacer el camino de ida en algo más de una hora. Por suerte, tienen un servicio de autobús con tres paradas a lo largo de toda la zona. Nos dieron un mapa y nos explicaron que hay un sendero secundario. A parte del camino principal, hay un desvío que lleva a una zona elevada pero es muy cansado. Como no teníamos tiempo para todo, decidimos hacer la ida caminando por el trayecto principal y volver en autobús.
La primera diferencia que notamos fue que no hay tanta cantidad de cráteres y piscinas como en Wai-O-Tapu, en cambio las que había eran mucho más grandes. A los pocos minutos de empezar llegamos al Southern Crater. Tuvimos que caminar un rato más para llegar a Echo Crater & Frying Pan. Éste es el lago de agua caliente más grande del mundo con 38.000 m2. Fuimos haciendo paradas a lo largo del camino para poder contemplarlo por completo.
Waimangu – Echo Crater & Frying Pan
Waimangu – Echo Crater & Frying Pan
A continuación, llegamos al desvío que nos habían dicho en la entrada. Se podía continuar por el camino principal o subir unas escaleras. Según leímos en el mapa, a unos pocos metros estaba el Inferno Crater. No queríamos hacer la ruta larga, pero adentrarnos solo unos metros para ver este punto y volver no nos tomó mucho tiempo.
Fue una buena decisión. Este lago fue uno de los mejores que vimos durante todo el día. Tiene un intenso color azul que llama mucho la atención. El nivel del agua tiene un ciclo que hace que cambie durante el día. Se puede ver la marca del nivel máximo que alcanza. Cuando nosotros lo visitamos estaba un poco por debajo.
Waimangu – Inferno Crater
Volvimos al camino principal para llegar al Birds Nest Terrace. Como su propio nombre indica, tiene forma de nido de pájaro. Es una zona pequeña pero que nos gustó mucho. Hay una gran combinación de colores provocada por las algas que hay en el agua. En el centro hay un géiser que estaba constantemente escupiendo agua.
Waimangu – Birds Nest Terrace
Seguimos la ruta y empezó a llover. Estábamos cruzando un tramo boscoso y nos detuvimos a ponernos los chubasqueros. Acabábamos de pasar una de las paradas de autobús, pero decidimos arriesgarnos y seguir hasta la siguiente. Si veíamos que la lluvia iba a más tendríamos que subir en la siguiente parada.
Todavía no habíamos llegado al siguiente punto de interés, cuando casi había parado de llover. Paramos en Warbrick Terrace, un conjunto de plataformas de sílice que se creó sobre la antigua terraza de un arroyo. La zona tiene una gran gama de colores debido a su rápida formación después de la erupción del cráter.
Waimangu - Warbrick Terrace
Pasamos por la penúltima parada de autobús, pero como había parada de llover decidimos llegar hasta el final del camino. El trayecto continuaba cerca del Rotomahana Lake, donde vimos que había muchos pájaros nadando sobre el agua. Al acabar el sendero había un mirador de aves, desde donde también pudimos ver la extensión del lago. También había un pequeño muelle, desde donde salían los barcos que hacían una ruta por el lago.
Waimangu – Rotomahana Lake
Mientras esperábamos a que saliera el autobús, vimos que había más gente. Durante la visita casi no habíamos coincidido con nadie. A diferencia de Wai-O-Tapu donde había muchísimos turistas. Una de las cosas que más nos gustó de Waimangu fue la tranquilidad con la que se puede recorrer. Finalmente, subimos al autobús para volver a la entrada.
Rotorua
Llegamos a Rotorua un poco justos de tiempo. A las 4 de la tarde teníamos que estar en Te Puia y todavía teníamos que comer. Intentamos aparcar la autocaravana pero no se podía dejar en cualquier sitio. Al final conseguimos estacionar en un lugar de pago, donde había unos parquímetros individuales para cada plaza de parking. Pusimos 1NZD que creímos suficiente para ir a comer.
Mientras buscábamos parking pasamos por Tutanekai Street y vimos que había muchos restaurantes. Después de aparcar fuimos directos a esta calle, donde hay una zona cubierta y un letrero que pone "Eat Street". Como su nombre indica todo son restaurantes. Tuvimos dudas de donde comer, pero al final elegimos Mac's Steak House. Fue una buena elección, comimos muy bien por 33,40NZD.
Comida
Comida
Te Puia
Aunque un poco justos de tiempo, conseguimos llegar a Te Puia que está situado a las afueras de la ciudad de Rotorua. Para poder acceder fuimos primero a las taquillas, donde enseñamos el resguardo de la entrada que habíamos comprado desde casa. Habíamos comprado el "Experience The Trilogy" por 616NZD, que incluye entrada a Te Puia, Hobbiton Movie Set y Waitomo Glowworm Cave and Ruakuri Cave. Es una muy buena opción si se quieren visitar las tres cosas, con las que se ahorra una buena cantidad de dinero. Nosotros visitaríamos los otros dos lugares en los próximos días.
En esta zona del país hay un fuerte sentimiento por su pasado maorí y Te Puia es un buen ejemplo. Fue un poblado de la cultura maorí que vivió en Nueva Zelanda antes de la llegada de los británicos. Después de pasar el puesto de control, nos dijeron que teníamos que esperar en una zona circular, rodeada de grandes máscaras de madera. Eran representaciones de la cultura maorí. Mientras esperábamos empezó a llover, hoy el cielo no quería darnos ninguna tregua.
Te Puia – Máscara de dios maorí
Llegó la guía que nos acompañaría durante la visita y nos juntamos un gran grupo de más de 20 personas. La chica era de origen maorí y su aspecto la delataba totalmente. Su inglés era muy cerrado y además, tenía un acento kiwi muy fuerte. Esto dificultó mucho que pudiéramos seguir sus explicaciones y solo conseguimos entender cosas puntuales.
Lo primero que vimos fue una gran canoa que se utilizaba antiguamente. Fuimos dando un corto paseo hasta que llegamos a una rampa, presidida a ambos lados por figuras de dioses. La lluvia era intermitente y por ahora nos íbamos a adentrar en el taller y estaríamos a cubierto.
Te Puia – Figuras de dioses
En este taller es donde hacen manualmente un sinfín de figuras, herramientas y armas maoríes. Pudimos ver como en una primera zona tallan la madera o la piedra para hacer figuras y máscaras de dioses. Después llegamos a otra gran sala, donde un chico estaba haciendo unas lanzas. Nos hizo una pequeña demostración de como se manejaba esta arma.
Te Puia - Taller
Todo nos parecía muy interesante, aunque por desgracia, no entendíamos todas las explicaciones de nuestra guía. Antes de salir, pasamos por otra habitación donde hacían vestidos y otras ropas de esta cultura. Unas señoras nos mostraron como hacían estos tejidos.
Te Puia - Taller
Como toda esta parte de Nueva Zelanda, estábamos rodeados de una zona geotermal. Lleno de cráteres que escupen grandes cantidades de humo y piscinas de agua caliente. Después de las visitas de la mañana no notábamos tanto el olor, pero de todos modos era fuerte. Al lado del paseo estaba el Nga mokai-a-Koko, unos baños de barro caliente donde se iban formando burbujas en la superficie que acababan explotando.
Te Puia – Nga mokai-a-Koko
Al otro lado estaba el Géiser Pohutu, que hace erupción cada cierto tiempo. La guía dijo que en teoría tenía que escupir agua en los próximos minutos. Nos dejó un rato para que sacáramos fotos y diéramos una vuelta por los alrededores. Dimos un paseo sin quitar la vista del géiser y llegamos a un pequeño cementerio maorí. Después de unos minutos volvimos donde estaba la guía. No tuvimos suerte y en el rato que estuvimos no hizo erupción.
Te Puia - Géiser Pohutu
Empezamos el camino de vuelta a la entrada. Antes, pasamos por un pequeño edificio donde tenían a dos kiwis. Habíamos visto uno en Franz Josef y aquí tuvimos ocasión de ver otros dos. Todo estaba muy oscuro y no pudimos detenernos mucho rato para que todos pudiéramos ver a estos animales. El comportamiento de éstos era muy similar al que habíamos visto días atrás.
De vuelta a la entrada, la guía se despidió de nosotros y nos dijo que teníamos que pasar por la tienda para poder salir. Nosotros teníamos la visita más cena y en pocos minutos teníamos que volver a entrar. Miramos unos cuantos souvenirs y nos gustaron mucho las máscaras, pero por ahora decidimos no comprar nada. Salimos y volvimos a pasar el torno. Una mujer nos dijo que nos sentáramos en una de las muchas sillas que había y que esperásemos a que nos avisaran para el resto de la visita.
Al rato apareció un señor que hizo una breve explicación sobre el poblado. Después nos dividió por grupos según el número de la entrada. A nosotros nos tocó precisamente ir con el señor que había hecho las presentaciones. Primero pasamos de nuevo por la gran barca que había cerca de la entrada. Posteriormente, vimos como se preparaban para cocinar el hangi, uno de los platos típicos de la cocina maorí y la que sería nuestra cena. Ponen las verduras y carnes separadas y tapadas. Después la meten bajo tierra para que se cuezan con el mismo calor de la zona termal.
Te Puia - Hangi
Todavía era pronto para cenar, así que, primero fuimos al centro del poblado. Aquí estaba el Rotowhio marae, el lugar de reunión de la tribu. Por fuera parece una casa pero con representaciones de dioses. Nos pusieron a todos en un extremo, mientras unos maoríes vestidos como en la época, salían y hacían una representación. Ésta consistía en como la tribu recibía a un grupo de extranjeros. Para ello pidieron que uno de los turistas hiciera de representante.
Te Puia - Rotowhio marae
Cuando acabó el recibimiento y por tanto se consideraba que nos aceptaban, entramos todos al interior del marae. Estaba lleno de bancos con un escenario al fondo. Pasamos cerca de una hora, donde los maoríes tocaron música mientras bailaban. En una ocasión, solo bailaron las mujeres y pidieron voluntarias para enseñarles el baile. El momento culminante llegó cuando hicieron la haka, el baile tradicional de los maoríes. Después pidieron voluntarios para aprender como se hacía. En ninguno de los dos casos nos atrevimos a subir para aprender los bailes.
Te Puia – Interior del Rotowhio marae
En los mismos grupos que nos habían separado al inicio, nos fueron llevando a un gran comedor. Había un gran buffet donde entre la comida estaba el hangi, pero también había ensaladas, sopas y postres entre otros. Como hizo todo el mundo nos pusimos las botas cenando, había que amortizar el precio de la entrada.
Cuando íbamos a salir, nos dijeron que subiéramos a un trenecito para ir a ver el géiser. Estaba lloviendo y taparon los laterales para no mojarnos. De nuevo no tuvimos suerte y no pudimos ver al géiser en erupción. Con la lluvia no podíamos acercarnos. Mientras esperábamos a ver que hacíamos conocimos a dos parejas españolas que viajaban juntas. Finalmente, decidieron que debíamos volver a la entrada. Estuvimos un buen rato hablando con los otros españoles en el parking. No teníamos camping para pasar la noche, así que, nos despedimos porque teníamos que buscar donde dormir.
Piarere
Era tarde y sabíamos que los campings tendrían la recepción cerrada. Miramos en la aplicación CamperMate y no había ninguno del DOC cerca. Al día siguiente íbamos a Matamata y decidimos mirar si de camino había alguno. En Piarere había un par de zonas de parking gratuito para poder pasar la noche. Nos costó un poco encontrar uno de ellos pero finalmente pudimos aparcar. El lugar era tranquilo y estaba frente a un lago. Fue un bonito lugar para pasar la noche.
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