Día 20 (28/03/2018) - Rarotonga ➞ Aitutaki ➞ Rarotonga
Rarotonga
Hoy tocaba despertarse pronto. Sobre las 7 de la mañana venían a buscarnos para ir al aeropuerto. Íbamos a visitar la isla de Aitutaki o lo que es lo mismo, la perla de las Islas Cook. Para ello tendríamos que coger un vuelo interno que duraba unos 45 minutos. Al salir del hotel vimos que el día amanecía igual de nublado que el día anterior. Esperábamos que en nuestro destino el clima fuese mejor. Llegamos al aeropuerto y esperamos unos minutos, hasta que nos hicieron subir al avión con el que empezamos la excursión de un día en Aitutaki.
Avión
Aitutaki
Al llegar vimos que el cielo estaba algo más despejado que en Rarotonga, pero todavía era pronto y el tiempo podía mejorar. En el aeropuerto un chico estaba esperando a nuestro grupo para subirnos al transporte que nos llevaría por la isla. Empezamos el recorrido por tierra y vimos que el paisaje de Aitutaki es similar al de Rarotonga. El centro es montañoso y todo es muy verde. Pasamos por la iglesia más antigua del país y realizamos una corta parada para tomar algo o comprar en una tienda de souvenires.
Aitutaki - Iglesia
Mientras circulábamos fuimos haciendo algunas paradas para recoger a más gente. Algunas personas del grupo estaban alojadas en hoteles de Aitutaki. Cuando estuvimos todos llegamos a la playa para subirnos a un barco. A partir de este momento el tour pasaba a ser un recorrido por la gran laguna. Ésta es más grande que las de Rarotonga. Sus aguas no son muy profundas y en ellas hay una gran fauna marina.
Aitutaki
La primera parte del trayecto por la laguna fue muy tranquila. Se limitaron a llevarnos con el barco para que pudiéramos ver las magníficas vistas de la isla. Comprobamos que realmente estábamos en un lugar completamente inigualable, no podíamos hacer otra cosa que sentirnos muy afortunados. Sin lugar a duda estábamos en un lugar paradisiaco.
Aitutaki
A los pocos minutos, nuestro guía y otros dos chicos empezaron a animar a los turistas. Se sentaron con sus instrumentos y se pusieron a tocar y cantar. Eran canciones conocidas pero con su toque personal.
Aitutaki
El cielo se iba despejando conforme pasaban las horas. Llegamos a uno de los pequeños atolones y nos detuvimos para explorarlo. Era una pequeña porción de tierra que apenas tendría unos pocos metros de diámetro. No tardamos más de unos minutos en cruzarla. La zona exterior es una playa de arena coralina y el centro está lleno de palmeras. En la costa también había montones de rocas volcánicas.
Aitutaki
Después del corto paseo volvimos al barco y nos detuvimos de nuevo a los pocos minutos. En esta ocasión nos paramos para que pudiéramos bañarnos y hacer snorkel si queríamos. Nosotros que veníamos preparados con el tubo y las gafas nos dispusimos a explorar el fondo marino de la laguna.
Aunque no hay mucha profundidad vimos gran número de peces. Empezamos con bucear un poco cerca del barco, pero poco a poco y sin darnos cuenta nos fuimos alejando. Había zonas llenas de pequeñas rocas con algas, donde encontramos una gran variedad de peces y hasta estrellas de mar. Algunos de ellos nadaban en solitario, pero otros iban en grupos numerosos.
Snorkel en Aitutaki
Snorkel en Aitutaki
Pasada algo más de media hora, nos llamaron a todos para que subiéramos de nuevo al barco. Mientras nosotros hacíamos snorkel, ellos habían preparado la comida. Había un buffet con un surtido de verduras, hortalizas, pescado y otros alimentos. Cogimos un poco de todo para probar como cocinan los diferentes alimentos. Aunque llenamos mucho el plato, la comida no fue muy pesada debido a los ingredientes que utilizan.
Comida
Después de la comida el barco se puso de nuevo en marcha. Nuestro guía y compañía seguían cantando y animando a su particular manera el recorrido por la laguna. Desde la embarcación podíamos ver como la costa de la isla constaba de una playa de arena coralina, con una vegetación muy espesa a pocos metros de la orilla que combinaba a la perfección con el azul turquesa del agua.
Aitutaki
Volvimos a detenernos en una de las playas. En esta ocasión teníamos la opción de hacer snorkel o caminar por la arena. Primero dimos un paseo por la orilla. Llegamos a una zona donde el agua cubría por muy poco la arena. Se podía caminar muchos metros tan solo mojándote la planta de los pies. De lejos parecía que caminábamos sobre las aguas.
Aitutaki
Aitutaki
Regresamos al barco para coger nuestro equipo de snorkel y fuimos a investigar la zona. Vimos una fauna marina parecida a la que habíamos visto antes de comer. En esta ocasión pudimos ver algo muy curioso. Junto a nosotros pasaron dos peces muy grandes que parecían estar peleando.
Al rato oímos la caracola que usaba nuestro guía para avisarnos que había que volver a bordo. Acabamos de dar la vuelta a la laguna y regresamos al punto inicial, donde subimos de nuevo al camión que nos había llevado por la mañana. Tardamos unos minutos en volver al aeropuerto, tocaba despedirse de Aitutaki. La visita había durado solo unas horas, pero suficiente para maravillarnos. Es un lugar ideal para descansar unos días y no tener que hacer nada. Desde el avión dimos un último vistazo a la laguna que habíamos estado recorriendo durante el día.
Aitutaki desde el cielo
Rarotonga
Habíamos pasado un gran día visitando la perla de las Islas Cook. Todavía quedaban un par de horas de luz y aprovechamos para darnos un último baño en la playa del hotel. Ésta no era tan espectacular como las que acabábamos de dejar, pero tampoco estaba nada mal. Después del baño nos sentamos en la terraza para disfrutar del atardecer tomando una cerveza. La combinación de colores era espectacular, la guinda para un gran día.
Playa del hotel
Atardecer en Rarotonga
La noche anterior habíamos cenado en el hotel porque hacían el espectáculo polinesio. Para hoy preferíamos ir en busca de un restaurante local y no comer de nuevo de un buffet. Cogimos la moto y en menos de cinco minutos encontramos el Kikau Hut. El restaurante tenía muy buena pinta y estaba muy bien decorado. Pedimos un plato con variedad de pescado con patatas y otro de pescado cocinado con salsa y arroz. Ambos estaban muy buenos, habíamos acertado con la elección del restaurante. Habíamos tenido un día muy bueno y nos íbamos a dormir con un muy buen sabor de boca.
Cena
Cena
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