Día 3 (29/08/2022) - Portugalete ➞ Bilbao
Segura
Cuando nos despertamos miramos el tiempo que hacía en diferentes zonas del País Vasco. Teníamos diferentes opciones de visitas para hoy. Bajamos a comprar el pan y unos croissants recién hechos en la panadería del pueblo, que en total nos costaron 7,75€. Mientras desayunábamos acabamos de decidir cuales iban a ser las visitas del día de hoy. Nos decantamos por recorrer la ciudad de Bilbao, haciendo una parada previamente en Portugalete para ver su famoso puente. Al principio teníamos planeado acercarnos también hasta el castillo de Butrón, pero vimos que serían demasiadas visitas y la descartamos para ir algo más tranquilos.
Portugalete
Tardamos algo más de una hora para llegar desde nuestro alojamiento hasta Portugalete. Era uno de los trayectos más largos que haríamos durante la semana. Al llegar vimos que en la zona no había mucho parking en la calle y acabamos aparcando en un parking de pago, por el que pagamos 2,6€ para el rato que estuvimos visitando la zona.
Habíamos dejado el coche muy cerca de la visita que queríamos hacer en Portugalete. Así que en tan solo un par de minutos llegamos al puente de Vizcaya. Es un puente colgante construido a finales del siglo XIX que une las dos orillas de la ría de Bilbao. Fue el primer puente de este tipo cuando se inauguró en el año 1893, y uno de los ocho que aún se conservan en todo el mundo.
Portugalete - Puente de Vizcaya
El puente es una estructura de hierro de 61 metros de altura y 160 metros de longitud. Del puente cuelga una barquilla transbordadora que se desplaza de una orilla a la otra. Se utiliza para el transporte tanto de vehículos como de personas. Vimos varias veces como se subían tres o cuatro coches y alguna moto en la zona central, y pasajeros en las cabinas laterales. En pocos minutos la transbordadora cruza el río y tanto vehículos como pasajeros se bajan en la otra orilla. El precio para subir a la transbordadora es de 0,5€ por persona, el de vehículo depende de su peso y tamaño que van de 1,7€ hasta los 7€. A nosotros no nos interesaba cruzar el puente en la transbordadora, sino subir a la parte alta de la estructura. El precio para poder subir era de 9,5€ por persona, pero nos pareció que era un precio muy alto para poder subir y descartamos la visita.
Portugalete - Puente de Vizcaya
Caminamos siguiendo el paseo que discurre junto al río unos cuantos metros. Llegamos a una plaza donde los niños aprovecharon para correr un rato. Aprovechamos también para sacar fotos de los alrededores, aunque no nos acabaron de gustar mucho las vistas. Supusimos que habíamos hecho bien en no subir al puente, ya que desde las alturas no tenía pinta de que las vistas mejorasen. No tardamos mucho en volver al coche para ponernos en dirección a Bilbao. La visita a Portugalete para ver el puente de Vizcaya nos había defraudado en líneas generales y fuimos a nuestro próximo destino con la esperanza de que tuviéramos mejores sensaciones.
Bilbao
No tardamos mucho en llegar a Bilbao y fuimos directamente a buscar un parking cerca del centro. Viendo las dificultades que había para aparcar en las grandes ciudades, decidimos que lo mejor era ir directamente a un parking aunque tuviésemos que pagar. Cuando salimos del parking aparecimos justo en la zona donde montan la fiesta grande de Bilbao, que había acabado un par de días antes y estaban acabando de desmontar todas las carpas.
Cruzamos el parque del Arenal para llegar al casco antiguo de la ciudad. Las calles de esta parte de la ciudad nos gustaron, aunque en esta primera ocasión lo hicimos un poco rápido. Era la hora de comer y fuimos directos a donde teníamos decidido ir a comer. Por el camino pasamos por una zona con soportales, donde había dibujos originales en el techo.
Bilbao – Parque del Arenal
Bilbao - Casco antiguo
En la parte sur del casco antiguo encontramos el mercado de la Ribera, donde teníamos pensado comer. Nos habían recomendado este lugar porque en el interior hay una zona de restauración, donde hay varios locales y una gran variedad de pinchos para elegir. Los restaurantes bordean toda la zona de restauración y la parte central está llena de mesas. Lo primero fue buscar una mesa libre y por suerte no tardamos en conseguir una. Después dimos una vuelta rápida para ver que íbamos a comer. Tal como nos habían dicho había todo tipo de pinchos para elegir. Acabamos pidiendo pinchos en dos locales, las bebidas en otro y postres y cafés en otro. Pudimos probar un buen surtido de pinchos y de postre probamos una Carolina. Uno de los postres más típicos de Bilbao que consta de una base de hojaldre sobre la que se pone una pirámide de merengue, para acabar se decora con una lámina de huevo y otra de chocolate. Con toda la variedad de pinchos que probamos, más bebidas y postre pagamos por nosotros tres 39,1€ en total.
Bilbao - Mercado de la Ribera
Mercado de la Ribera - Carolina
El mercado se sitúa junto al río Nervión que cruza la capital vasca. Dedicamos unos minutos a disfrutar de las vistas que había junto al mercado. Los edificios que había junto al río tenían las fachadas de diferentes colores. La imagen era muy bonita y en parte nos recordó a la ciudad de Girona que tantas veces hemos recorrido. Desde aquí decidimos coger un tranvía que nos llevaría hasta el otro extremo de la ciudad. De esta manera, volveríamos caminando hasta el centro recorriendo todos los lugares que queríamos ver. Pagamos en total 6€ para subir los cuatro adultos con dos niños al tranvía.
Bilbao – Río Nervión
El primer lugar que visitamos por la tarde, y por donde empezamos nuestro recorrido por la ciudad de Bilbao, fue el parque de Doña Casilda de Iturrizar. El parque es una gran zona verde muy bonita y que bien vale una visita. Fue construido a principios del siglo XX en estilo de jardín inglés. Estuvimos más de media hora recorriendo este parque verde. Entre los puntos que más nos gustaron se encuentran, el estanque del que salen dos chorros de agua y la pérgola que se usaba para hacer espectáculos.
Bilbao - Parque de Doña Casilda de Iturrizar
Bilbao - Parque de Doña Casilda de Iturrizar
Cuando estábamos acabando el recorrido por el parque empezó a llover y fuimos hasta un centro comercial que hay al lado. Aprovechamos para comprar agua y cuando volvimos a la calle ya había parado de llover. Después caminamos unos diez minutos para llegar a nuestro próximo destino. Se trataba de una de las visitas estrellas del viaje, el museo Guggenheim. Primero fuimos hasta un puente que cruza el río Nervión y que se encuentra a pocos pasos del museo. Desde aquí están seguramente las mejores vistas del edificio. El museo fue construido en el año 1997 y diseñado por el arquitecto Frank O. Gehry.
Bilbao - Museo Guggenheim
A continuación, nos dispusimos a bordear el museo y verlo desde fuera. El Guggenheim es un museo de arte contemporáneo. Además de no ser grandes amantes de este tipo de arte, íbamos con dos niños, con lo que no teníamos intención de hacer la visita al interior. Nos limitamos a rodear el museo, primero por la parte que da a la orilla del río. Donde vimos una columna formada por unas bolas de acero, una escultura que no llegamos a entender. Un poco más adelante encontramos una estatua de una araña gigante. Esta nos gustó más y sacamos unas cuantas fotos. Vimos que incluso si te pones debajo y miras hacia arriba, se puede ver como en el interior del cuerpo hay huevos de araña.
Bilbao - Museo Guggenheim
Bilbao - Museo Guggenheim
Antes de abandonar la zona fuimos a la parte delantera del museo. Aquí pudimos ver una figura gigante de un perro hecha con plantas y flores. La escultura nos gustó mucho y sobre todo a los peques que jugaron un rato dando vueltas alrededor del perro gigante. Cuando nos dispusimos a abandonar el recinto vimos otra escultura que no llegamos a entender. En esta ocasión se trataba de la figura de una persona que estaba caminando en dirección a una pared con un hueco en forma de persona.
Bilbao - Museo Guggenheim
Lo siguiente era volver hasta el casco antiguo de la ciudad de Bilbao. Para ello fuimos caminando por el paseo que discurre junto al río Nervión. Este paseo fue muy agradable y era tan solo de unos 20 minutos. Aunque nosotros tardamos algo más en recorrerlo. Íbamos con dos niños que se iban deteniendo y jugando por el camino. Sobre todo pasaron unos minutos jugando delante de una fuente que encontramos. Durante el trayecto también pudimos ver alguna escultura curiosa, como la de un hombre que dobla una viga de hierro, concretamente esta escultura recibe el nombre de "Hombre vence al hierro".
Bilbao – Hombre vence al hierro
Al acercarnos al casco antiguo, el primer edificio que encontramos fue el ayuntamiento de Bilbao. El ayuntamiento nos llamó la atención incluso antes de llegar frente al edificio. Estábamos llegando al casco antiguo y solo nos quedaba cruzar el parque del Arenal, donde estaba el parking donde habíamos dejado el coche.
Bilbao - Ayuntamiento
En esta ocasión cruzamos la plaza con más tranquilidad que unas horas antes. Ahora teníamos unas horas por delante y antes teníamos ganas de llegar al mercado para comer. Antes de meternos de lleno en el casco antiguo vimos algunos edificios importantes como son, la iglesia de San Nicolás y el teatro Arriaga. El primero es un templo católico del año 1756 y de estilo barroco. El segundo es un teatro construido a finales del siglo XIX y de estilo neobarroco.
Bilbao – Iglesia de San Nicolás
Bilbao – Teatro Arriaga
Empezamos a recorrer el casco antiguo entrando por la calle Bidebarrieta. Vimos que la calle tenía un buen ambiente, con lo que empezábamos con buen pie el recorrido por la parte antigua de la ciudad. Había varios puntos que queríamos ver en estas calles, pero empezamos callejeando sin marcarnos ningún objetivo en concreto. El casco antiguo no es demasiado grande y nos iríamos encontrando todos los lugares relevantes. El primero que vimos fue la catedral de Santiago de Bilbao. Este templo católico fue construido entre finales del siglo XIV y principios del siglo XV. El edificio se construyó en estilo gótico, aunque después de una reforma del siglo XIX la fachada y la torre actuales son de estilo neogótico.
Bilbao – Calle Bidebarrieta
Bilbao – Catedral de Santiago
Seguimos callejeando y sin darnos cuenta llegamos de nuevo al mercado de la Ribera. Volvimos a entrar por otra de las calles para recorrer otra parte del casco antiguo. De camino a las famosas 7 calles para buscar un bar, pasamos por la calle de la Cruz. Esta calle nos pareció de las más amplias del centro de la ciudad y con mucho ambiente. Además, aquí también encontramos la iglesia de los Santos Juanes, una iglesia del siglo XVII de estilo barroco. Para los niños empezaba a ser hora de cenar y fuimos a buscar un lugar donde cenar.
Bilbao – Calle de la Cruz
Acabamos llegando a la plaza Nueva, que nos pareció bastante grande con soportales en todos sus lados. Todo el perímetro de la plaza estaba lleno de bares. Entramos en Iturriza Taberna para tomar una cerveza y unos pinchos. Fueron un poco lentos y el trato tampoco nos gustó mucho, así que pagamos 21,2€ por lo que habíamos tomado y nos fuimos a buscar otro restaurante. Después de dar un par de vueltas por la plaza entramos en el Gure Toki, donde nos dejaron sentarnos en una mesa que tenían reservada para dentro de una hora, porque les dijimos que no tardaríamos tanto en cenar. Tenían un gran surtido de pinchos en la barra y pedimos unos cuantos para cenar. Este bar nos gustó mucho más que el anterior, tanto que hasta volvimos a la barra para pedir más pinchos. En la segunda ocasión vimos que habían cambiado casi todos los pinchos y pudimos probar otros. En general todos los pinchos estaban muy buenas y pagamos en total 67,2€.
Bilbao - Plaza Nueva
Bilbao - Gure Toki
Al acabar de cenar fuimos a buscar el coche por el que pagamos 13,6€. Habíamos estado unas cuantas horas así que ya imaginábamos que pagaríamos bastante. Teníamos una hora de camino para volver al alojamiento y preferíamos volver pronto. Cuando llegamos los niños no tardaron en dormirse y los adultos pudimos pasar un buen rato hablando y riendo. Al día siguiente teníamos claro cuales serían las visitas, ya que teníamos reserva tanto para comer como para una actividad para la tarde, de modo que no había que mirar la previsión del tiempo. Hoy nos fuimos a dormir sabiendo que al día siguiente no había que despertarse demasiado temprano.
