Día 2 (15/04/2017) - Ciudad de Guatemala ➞ Antigua
Ciudad de Guatemala
Dormimos apenas 5 horas antes de despertarnos para empezar nuestra andadura por Guatemala. La noche anterior habíamos llegado bastante tarde a la guest house y habíamos dejado pendiente pagar la habitación. Hablamos con el chico de la recepción para ver como efectuábamos el pago. Si pagábamos con tarjeta nos cobraban un 10% más del precio y si pagábamos en euros, hacían conversión de quetzales a dólares y de dólares a euros, aplicando en ambos cambios beneficio para ellos. De ambas maneras la habitación nos salía más cara. Después de darle varias vueltas acabamos pagando con tarjeta sin que nos aplicasen el 10% extra.
Con la habitación teníamos incluido el desayuno que constaba de pancakes que podíamos acompañar con plátano, piña, mango y sirope. También teníamos café y leche. Tomamos un par de pancakes cada uno y un café con leche para empezar el día. Después de desayunar tuvimos que fregar los platos, cubiertos y vasos que habíamos utilizado. En la cocina había un cartel que ponía "Aquí no está tu madre, limpia lo que utilices". Una vez preparadas las maletas y habiendo pagado la habitación, pedimos al chico de recepción si podía pedir un taxi por nosotros.
El taxista no tardó mucho en llegar y le pedimos que nos llevase a la terminal de autobuses, pero antes parando en un cajero para sacar moneda local, el quetzal. Paramos en dos cajeros y no hubo manera de poder sacar dinero, al final el taxista nos llevó a un Banco Azteca, que estaba dentro de una tienda de electrodomésticos. Fue bastante curioso entrar en una tienda de electrodomésticos, vendían incluso motos, donde al final tenían unas oficinas del Banco Azteca. Habíamos leído que este banco no daba muy buen cambio, pero era domingo y con los cajeros no habíamos tenido suerte. Cambiamos algo de dinero para tener mínimo para dos o tres días. Después de cambiar vimos que el cambio no estaba tan mal como habíamos leído.
No tuvimos tiempo de ver más de Ciudad de Guatemala que algunas calles desde el taxi y un banco dentro de una tienda de electrodomésticos. Por lo que nos habíamos informado, la capital de Guatemala no ofrece muchos atractivos turísticos y es algo peligrosa, aunque siendo sábado y Semana Santa, no corría ni un alma por la calle. Miriam pudo ver como un señor llevaba ovejas por una calle, eso es sorprendente, porque imaginaros un pastor con ovejas por medio de Barcelona. Sin dilatar más la estancia en la capital, el taxi nos dejó en la terminal de autobuses y subimos a un "Chicken bus" para dirigirnos hacia Antigua.
Autobús
Antigua
El trayecto de Ciudad de Guatemala a Antigua duró algo más de una hora. Durante el trayecto pudimos vivir la experiencia de viajar en uno de estos curiosos "Chicken bus". Por el contrario, son más lentos que otros tipos de transporte y menos cómodos. Por el camino, fueron subiendo algunos vendedores con patatas chips de varios tipos o chicles entre otras cosas.
Los "Chicken bus" no dejan de ser antiguos autobuses escolares de EEUU. Éstos son los más utilizados por los locales y son bastante económicos.
La ciudad de Antigua, que en realidad se llama Santiago de los Caballeros de Guatemala, fue la capital de Guatemala entre los años 1541 y 1776. En el año 1776 se produjeron los nombrados terremotos de Santa Marta, los terceros que se produjeron en la zona en pocos años. Esto provocó que se decidiera mover la capital de la ciudad de Antigua a la actual capital, Ciudad de Guatemala. En 1979 la ciudad fue nombrada Patrimonio cultural de la Humanidad por la UNESCO.
Al llegar a la ciudad de Antigua nos dejaron en la terminal de autobuses. Miramos el mapa y vimos que estábamos a unos 15 minutos de nuestro alojamiento, Hotel Las Piletas, y decidimos ir caminando. Preguntamos a un señor muy amable por la dirección correcta y empezamos a pasear por las calles de esta fantástica ciudad. Lo primero que pudimos ver y que nos llamó la atención, fue que los edificios son bajos, de una o dos plantas y las fachadas tenían mucho colorido. Cuando llegamos al hostal todavía era pronto para poder hacer el check-in. Pedimos dejar las mochilas mientras íbamos a dar una primera vuelta por la ciudad, ya volveríamos después.
Paseando por Antigua
Plaza central
Nos encamínanos en dirección al centro de Antigua, que estaba a escasos minutos de nuestro hostal. Llegamos a la plaza central donde no pudimos evitar recordar las plazas de armas de las ciudades de Perú. Al igual que las plazas de armas de Lima, Arequipa o Cusco, la plaza central de Antigua constaba de una gran plaza con bastante vegetación y varios edificios institucionales alrededor. Entre estos edificios se encontraban el ayuntamiento, el cuartel de los capitanes generales y la catedral de San José.
Plaza central
Plaza central
El centro de la plaza constaba de un gran cuadrado con varios caminos que la cruzaban. En todo el recuadro había zonas ajardinadas con mucha vegetación y que daban sombra para esconderse del sol. En el centro y alrededores de la plaza pudimos ver que había mucha gente. Dimos una vuelta completa y cruzamos al centro donde se estaba algo más fresquito gracias a la sombra de los árboles.
Plaza central
Catedral de San José
Teníamos intención de visitar algunos de los edificios de la plaza, pero tanto el ayuntamiento como el cuartel de los capitanes generales estaban cerrados el sábado. El único edificio que había abierto era la catedral de San José. Nos acercamos por la puerta principal y accedimos al interior. Pudimos observar como el edificio mantenía el estilo colonial, fue construido en el año 1680 por Juan Pascual y José de Porres. Después de los terremotos de 1718 la catedral fue reparada por Diego de Porres. Cruzamos el edificio por el interior y salimos por una puerta lateral.
Catedral de San José - Puerta principal
Catedral de San José - Interior
Detrás del edificio que acabamos de visitar se encontraban las ruinas de la catedral. La primera construcción de este edificio data del año 1545, pero después de varios terremotos se edificó la actual catedral. Del edificio que se construyó en 1545 todavía se conservan varias de sus columnas y algunos de sus arcos estaban completos. Cuando visitamos las ruinas había muy poca gente y pudimos recorrer el lugar tranquilamente. En un rincón había un santo que seguramente sacarían después por la tarde, estábamos en plenas procesiones de Semana Santa. Antes de salir de las ruinas, descendimos por unas escaleras para ver la antigua cripta de la catedral.
Ruinas de la Catedral de San José
Ruinas de la Catedral de San José
Arco de Santa Catalina
Al salir de la catedral de San José decidimos salir de la plaza central y seguir paseando hacia el norte. Tomamos la calle que lleva hasta la iglesia de la Merced, donde se encuentra el arco de Santa Catalina. Este arco es uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad y forma parte del convento de Santa Catalina Virgen y Mártir.
Arco de Santa Catalina
Inicialmente el convento estaba ubicado en una sola cuadra (son nuestras manzanas), pero con el tiempo aumentó el número de adeptas. El carácter del convento era de reclusión, lo que impedía a las monjas el contacto con personas del exterior. Al aumentar el número de internas, tuvieron que construir otro edificio en otra cuadra. Para poder cruzar de un edificio a otro del convento, sin cruzar la calle y no tener contacto con otras personas, se construyó el arco de Santa Catalina. De esta manera, las monjas podían cruzar por el arco de un edificio a otro.
Arco de Santa Catalina
Paseando por Antigua
La ciudad de Antigua nos estaba gustando mucho. La arquitectura de sus edificios y los colores de sus fachadas daban la sensación de estar anclados en el tiempo. Lo mejor es que como Patrimonio de la Humanidad, no se pueden construir edificios que rompan con la estética de la ciudad.
Paseando por Antigua
Convento de las Capuchinas
Tras un corto paseo por las fabulosas calles de la ciudad llegamos al convento de las Capuchinas. El convento se construyó entre los años 1731 y 1736 por orden de Felipe V. Inicialmente fue llamado convento e iglesia de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza. Después de los terremotos de Santa Marta, los bienes del convento fueron trasladados a Ciudad de Guatemala. En 1813 se vendió el convento que adoptó diferentes usos como secado de café o tintorería.
Teníamos en la memoria el increíble convento Santa Catalina de Arequipa, en Perú. Nada más entrar vimos que el convento de las Capuchinas no nos iba a impresionar tanto como el de Arequipa. Éste era bastante austero, siguiendo las normas que tenía la diócesis en sus inicios. El recinto constaba de varios edificios. Había un patio interior con una fuente, unas catacumbas o cocinas entre otras. Lo que más nos gustó fue un edificio circular rodeado de puertas, cada puerta daba a un antiguo dormitorio.
Convento de las Capuchinas
Convento de las Capuchinas
Antes de salir pasamos por un edificio que había sido una antigua iglesia, donde las monjas realizaban sus rezos.
Convento de las Capuchinas
Paseando por Antigua
Al salir del convento fuimos a buscar un lugar donde poder comer. No pudimos evitar seguir deslumbrándonos con las calles de esta ciudad. Miramos varios restaurantes y acabamos por entrar en un pequeño restaurante local, The food company. Comimos un par de platos tradicionales y probamos una bebida típica, el refresco horchata, parecida a nuestra horchata.
Paseando por Antigua
Procesión
Después de comer decidimos volver al hostal para hacer el check-in y dejar las mochilas en nuestra habitación. Le pedimos a la recepcionista que nos indicara alguna agencia, para poder ir a preguntar precios de algunas cosas que queríamos hacer y nos recomendó una a 2 cuadras del hotel. Fuimos a ver si la encontrábamos y descubrimos una procesión, en la plaza Tanque La Unión. Estuvimos un rato viendo como celebraban este acto religioso y pudimos observar que la gente lo seguía con auténtica devoción. Pasados unos minutos fuimos saliendo de la multitud como pudimos.
Procesión
Encontramos la agencia y buscamos otras para comparar precios, para ir a Panajachel al día siguiente. Nuestra intención era ir a ver el mercado de Chichicastenango y después dormir en Panajachel. Volvimos al hostal para comparar tranquilamente los precios.
Tarde
Descansamos un poco en nuestra habitación antes de volver a las calles de Antigua. Fuimos directamente a la agencia que mejor precio nos ofrecía, que resultó ser la de al lado del hotel que nos había recomendado la recepcionista, y contratamos el billete de minivan para el día siguiente. Habíamos quedado que nos recogerían a las 6 de la mañana. Iríamos a Chichicastenango, nos guardarían las mochilas mientras visitábamos el mercado y después nos llevarían hasta Panajachel.
Volvimos a recorrer esta ciudad que tanto nos estaba gustando. No había abierto ningún lugar de los que queríamos visitar y fuimos a probar cerveza guatemalteca. La cerveza típica en Guatemala es la cerveza Gallo, entramos en un bar y pedimos cerveza y un bocadillo para merendar.
Cuando salimos estaba anocheciendo. Estábamos en la plaza de la Merced, no muy lejos de la plaza central. Aquí tenían montado un pequeño mercado, con muchos puestos donde se podía cenar. Dimos una vuelta por el mercado y vimos por fuera la iglesia de la Merced.
Plaza de la Merced
Noche
Nos dirigismos de nuevo hacia la plaza central. Por el camino pasamos por el Arco de Santa Catalina. Por el día el arco nos había gustado mucho, pero de noche era espectacular con la iluminación. Varias personas estaban con cámaras y trípodes haciendo fotos a este monumento. Nosotros sacamos unas pocas fotos antes de continuar hasta la plaza.
Arco de Santa Catalina de noche
Antes de llegar a la plaza empezamos a escuchar bastante ruido y deducimos que estaban con otra procesión. Efectivamente, cuando llegamos vimos que estaban dando la vuelta a la plaza con un santo. Por la noche la procesión era espectacular. Las luces de las velas, el humo del incienso y la música que cantaban los fieles. Todo esto en su conjunto con el encanto de Antigua de noche, es algo que no hay que perderse si se visita Guatemala en Semana Santa.
Procesión de noche
Fuimos a buscar un sitio donde poder cenar y recordamos que la chica del hostal nos había recomendado un restaurante. Cuando llegamos vimos que era un restaurante local y sin pensarlo entramos. Pedimos unos nachos y unas tortillas con carne para compartir. Estaba todo muy bueno, pero sobre todo nos sorprendió lo bueno que estaba el guacamole, o guacamol como lo llaman en Guatemala. Las frutas en las zonas tropicales siempre nos acaban sorprendiendo.
Cena - Nachos y tortillas con carne
Cuando volvimos a nuestro hostal nos encontramos de nuevo con la procesión. Estaban pasando por la calle del hostal y era imposible cruzar. Solo pudimos esperar a que pasase toda la procesión y disfrutar del espectáculo. Finalmente pudimos llegar a nuestro hostal y preparamos las mochilas. Al día siguiente tocaba levantarse pronto y era mejor dejarlo todo listo.
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