Día 9 (18/03/2018) - Makarora ➞ Haast ➞ Fox Glacier
Makarora
Volvimos a pasar algo de frio esta noche pero pudimos dormir mejor. Ya llevábamos unos días completamente adaptados al cambio horario, no nos despertábamos antes de hora y por la tarde no notábamos el jet-lag. Desayunamos y desmontamos la cama dejándolo todo listo para partir. Antes de salir fuimos a pasear por la orilla del lago Wanaka. Esta sería la última vez que veríamos este lago y queríamos despedirnos de éste. En los últimos dos días el lago y sus alrededores nos habían brindado unas impresionantes vistas.
Makarora - Parking del DOC
Para hoy teníamos planificado un día algo distinto a los anteriores. Tocaban muchos kilómetros otra vez, pero esta vez el recorrido estaba repleto de pequeñas paradas. No solo miradores que encontrábamos por casualidad durante el camino, sino también lugares que teníamos en mente visitar.
Blue Pools
La primera para del día era también una de las más esperadas de la jornada. Apenas a 10 kilómetros del camping donde habíamos pasado la noche se encuentran las Blue Pools. Detuvimos la autocaravana en una pequeña zona habilitada donde cabían como mucho otros diez vehículos. Para llegar hasta el río primero había que cruzar un pequeño camino a través del bosque.
Aquí vimos la planta nacional de Nueva Zelanda. Ya habíamos visto alguna, pero hoy era la primera vez que no íbamos mal de tiempo y pudimos detenernos a observarla. El helecho de planta, como así se llama, es un árbol que nace enrollado en su fino tronco y se va desenrollando poco a poco. Al principio parece una planta, pero conforme va creciendo va tomando la forma de un árbol. En Nueva Zelanda es un gran símbolo porque representa la nueva vida.
Helecho de planta
Helecho de planta
Para llegar a las Blue Pools había que cruzar un puente colgante, bastante más corto de los que habíamos visto en la Hooker Valley Track. Desde éste ya pudimos ver el característico color azul que da nombre a este lugar. El río Makarora pasaba por debajo del puente y nos detuvimos unos segundos para observarlo.
Blue Pools – Puente colgante
Blue Pools – Río Makarora
Llegamos a una zona desde donde se podía descender hasta la orilla. Pero decidimos continuar por otro puente, éste más corto que el anterior. Un letrero indicaba que el camino continuaba hasta un mirador. Había más de una hora de trayecto y no teníamos tiempo para llegar hasta ese punto.
Blue Pools
Volvimos atrás para poder bajar hasta la orilla. Vimos que había unas pocas personas y algunas de ellas se bañaban en el río. La verdad es que viendo el agua daban muchas ganas de bañarse, pero hacía mucho frío como para hacerlo. Preferimos entretenernos con las pequeñas montañas de piedras que la gente había hecho en toda la orilla, apilando unas piedras sobre otras. Había montones de éstas repartidas por toda la orilla y nosotros también hicimos una.
Blue Pools
Paso de Haast
Después de las Blue Pools encontramos el mirador del paso de Haast. Para llegar había que subir por un camino. Tardamos unos 15 minutos en alcanzar la cima. Desde aquí tuvimos una fantástica vista de los Alpes neozelandeses. El paso de Haast es un tramo de la S6 que cruza estas montañas y facilita la comunicación por carretera entre Queenstown y Haast.
Paso de Haast
Paso de Haast
Fantail falls
Continuamos por esta carretera para ver algunas cascadas que bien valían una parada. La primera fue Fantail falls. El parking estaba a pocos metros y apenas tuvimos que caminar unos cinco minutos para llegar frente a la cascada. Ésta discurría entre los árboles del bosque. Como habíamos visto en las Blue Pools, la gente había hecho un gran número de pequeños montículos con las rocas de la orilla del río.
Fantail falls
Pleasant flat
A medio camino entre los Alpes neozelandeses hay un pequeño valle, llamado Pleasant flat. Aquí hay un camping ideal si se quieren realizar algunas de las excursiones disponibles desde este lugar. También se puede ver el monte Hooker, nosotros no tuvimos esa suerte debido al día nublado que teníamos.
Pleasant flat
Thunder Creek falls
La siguiente parada fue otra de las cascadas, las Thunder Creek falls. Este salto de agua era más alto que el anterior y el ruido era mayor. La pared por la que caía era más pronunciada que en las Fantail falls. En este lugar nos encontramos menos turistas que en los puntos anteriores. Tampoco es que nos encontrásemos a muchos, exceptuando las grandes visitas del país.
Thunder Creek falls
Roaring Billy falls
La última parada del paso de Haast fueron otras cataratas, las Roaring Billy falls. En esta zona había muchas y seguro que nos dejamos más de una sin visitar. Por el paisaje que la rodeaba y por como discurría el agua por la montaña en su caída, nos recordó mucho a las Fantail falls que habíamos visto solo unos minutos atrás.
Roaring Billy falls
Haast
Para llegar hasta Haast cruzamos el río que lleva el mismo nombre. Este pueblo es muy pequeño y cuenta con apenas unos 300 habitantes. Hay que pasar por aquí obligatoriamente si se va de Queenstown a la zona de los glaciares.
Río Haast
Era hora de comer y habíamos conducido muchos kilómetros. Decidimos parar para hacernos la comida en una de las zonas habilitadas. Aunque el pueblo es pequeño, tenían un restaurante enfrente de donde nos habíamos detenido. Después de comer entramos a tomar un café, todavía nos quedaba mucha distancia por recorrer y teníamos que estar despiertos.
Antes de abandonar el pueblo de Haast paramos en su gasolinera. Como bien indican en un letrero, ésta es la última hasta llegar a Fox. Nos quedaba menos de medio depósito, no quisimos arriesgarnos y llenamos el tanque para ir tranquilos.
Cuando salimos del pueblo la carretera discurría muy cerca de la playa. Incluso en algunos puntos las olas habían dañado el asfalto y estaban en obras para arreglarla. Una de las cosas que más nos llamó la atención de este tramo fueron los árboles. Muchos de ellos estaban inclinados hacia el interior, como si el viento que viene del mar fuese muy fuerte y los obligase a tomar esa forma.
De Haast a Fox Glacier
Ship Creek
Todavía nos quedaban algunas paradas que realizar antes de llegar a Fox. Nos detuvimos cerca de un mirador en Ship Creek. Era una pequeña cabaña de madera y había que subir por unas escaleras también de madera. Arriba había montones de mosquitos y estuvimos el tiempo necesario para ver desde arriba la playa y sacar alguna foto.
Ship Creek
Quizá lo más curioso de esta playa son las dunas que hay cerca de la orilla. Había una plataforma de madera que marcaba el camino a seguir y pasaba justo al lado de estas dunas. Empezamos a caminar por la pasarela que llevaba hasta una zona boscosa. Antes de adentrarnos en la vegetación, vimos como en la orilla había montones de restos de árboles, en esta zona las olas deben de hacer estragos.
Ship Creek
Ship Creek
El camino que cruza el bosque no es muy largo. Hay un par de zonas donde pudimos detenernos para contemplar los alrededores. En una de ellas hay una pequeña laguna y un letrero explicativo con las diferentes aves que habitan por los alrededores. Desandamos el camino para volver a nuestro vehículo y continuar la marcha.
Ship Creek
Knights point
Antes de abandonar la costa y volver a adentrarnos dirección a las montañas nos detuvimos en Knights point. Este es un mirador con unas excelentes vistas. Su elevada situación permite ver lo salvaje que es la costa en esta parte del país.
Knights point
Knights point
Lago Paringa
Hicimos algunas paradas para contemplar las magníficas vistas que hay a lo largo de la S6, en especial en el lago Paringa. Había un camping del DOC y nos detuvimos. No teníamos intención de hacer noche aquí, sino contemplar las vistas de este embalse. No era tan impresionante como el lago Wakatipu o Wanaka, pero bien vale parar unos minutos. Durante un rato nos distrajimos de la conducción y estiramos las piernas caminando por la orilla del lago.
Lago Paringa
Lago Paringa
Fox Glacier
Finalmente, llegamos al pueblo de Fox Glacier. Un pueblo que como su propio nombre indica, vive del glaciar Fox, uno de los más importantes del país. Fuimos a buscar un camping que tuviera disponibilidad para conectar la autocaravana a la electricidad, hoy tocaba recargar las baterías.
Encontramos el Fox Glacier Lodge, que por 40NZD teníamos acceso a electricidad. Además, para esa noche hacían un circuito nocturno gratuito para ver glowworm (gusanos luminosos). Después de aparcar y enchufar a la corriente nuestra autocaravana fuimos a dar una vuelta por el pueblo. Antes de salir del camping, volvimos a pasar por la recepción para preguntar donde poder reservar el tour para el glaciar. Había una familia española que también estaba reservando la noche en el camping. Así conocimos a los primeros españoles que como nosotros también estaban recorriendo Nueva Zelanda. Eran un matrimonio con dos hijos y ellos habían empezado por la isla norte e iban en dirección opuesta a la nuestra.
Empezamos a pasear por el pueblo y enseguida vimos que era muy pequeño. En la carretera había unos pocos locales que realizaban las excursiones al glaciar. La hora que era solo encontramos abierto el Fox Glacier Guiding y fuimos a preguntar. Hacer el helihike (subir en helicóptero al glaciar y dar un paseo por éste) costaba 450NZD por persona. Era una de las visitas que queríamos hacer y ya sabíamos que sería de las más caras. Reservamos para las 7:30 de la mañana, la primera hora a la que salían las excursiones.
Fox Glacier
Todavía no era de noche y fuimos a descansar a un bar. Pedimos dos cervezas de la marca local Tui. Si los cafés nos parecían caros, los 15NZD que nos costaron las cervezas ni os contamos. No había mucho por hacer y volvimos a la autocaravana a preparar la cena. Queríamos cenar antes de salir a ver los glowworm.
Ya de noche fuimos a la entrada donde volvimos a encontrarnos con la familia española, otra pareja vasca y otro grupo de turistas. Todos estábamos esperando para ir a ver los gusanos luminosos. El dueño del camping hizo de guía. Nos llevó a una zona boscosa que había cerca, donde un camino circular constituía el recorrido. Íbamos con el mínimo de luz posible para poder ver bien a los glowworm. Entre las rocas y árboles fuimos viendo algunos que tenían una forma alargada. Solo conseguimos ver unos pocos y fue imposible sacar fotos con tan poca luz. Por suerte, más adelante teníamos planeado ver unas cuevas donde habría más de estos gusanos.
Volvimos al camping y aprovechamos para ducharnos en las instalaciones, que era mucho más cómodo que en la autocaravana. Después vimos que la pareja que acabamos de conocer había aparcado justo a nuestro lado. Estuvimos un rato hablando y nos dimos cuenta de que hacíamos más o menos la misma ruta. Seguramente nos encontraríamos de nuevo más adelante. Al día siguiente tocaba madrugar y no tardamos en irnos a descansar.
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