Día 3 (19/11/2021) - Chambord ➞ Blois ➞ Cheverny
Castillo de Chambord
Despertamos este día en uno de los lugares más privilegiados del Valle del Loira. Hoy tocaba ver la que posiblemente era la visita estrella del viaje. Estábamos en el parking del castillo de Chambord y la niebla persistía desde ayer por la noche. Desayunamos tranquilamente en la autocaravana y esperamos que con la salida del sol se fuera levantando la niebla y pudiésemos ver el castillo en todo su esplendor. Por el momento, salimos de nuestra casa con ruedas y nos dispusimos a recorrer los pocos metros que nos separaban del castillo de Chambord.
Cruzamos un pequeño río por un puente de madera para llegar a las taquillas. Pagamos 29€ por la entrada al castillo de Chambord, con el que podríamos pasear alrededor del edificio y entrar en su interior. Para empezar cruzamos una zona donde había unas pequeñas casitas que hacía las funciones de bares y restaurantes, aunque en este momento estaban cerrados, en parte por la hora del día pero también por la época del año.
Seguimos por un camino de tierra que nos llevó hasta una pequeña capilla que está separada del resto del castillo. Accedimos al interior y vimos un pequeño altar y unos pequeños bancos. No nos pareció demasiado interesante y continuamos paseando por el camino de tierra. Llegamos hasta una zona con césped, con unos árboles que lo bordean a un lado y con la entrada al castillo en el otro. De este modo nos encontramos frente a este magnífico edificio por primera vez. La niebla continuaba haciendo acto de presencia y no permitía contemplar totalmente el castillo.
Castillo de Chambord - Capilla
Castillo de Chambord
El castillo de Chambord es el más grande del Valle del Loira y también uno de los más reconocibles. Su arquitectura es de estilo renacentista francés, mezclando formas tradicionales medievales con estructuras clásicas italianas. Inicialmente fue construido como pabellón de caza para el rey Francisco I. Posteriormente su hijo Enrique II continuó con la ampliación del castillo entre 1547 y 1559. Años más tarde, Gastón de Orleans restauró el edificio entre los años 1643 y 1670. Entre los siglos XVII y XIX otros mandatarios han vivido en este lugar como son Luis XIV, Estanislao I Leszczynski, el mariscal de Sajonia, el mariscal de Berthier o el conde de Chambord. En 1915 el gobierno francés expropió la propiedad y actualmente forma parte del conjunto de castillos del Loira declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000.
Accedimos al interior y tras cruzar la puerta accedimos a un patio interior. Desde esta zona se podían acceder a varias salas de la estructura exterior, que hoy en día se utilizan como bar y como lavabos. Fuimos directos al edificio principal y nos sorprendimos al ver la escalera central de doble hélice, donde se puede subir por una y bajar por la otra, sin cruzarse nunca.
Castillo de Chambord - Escalera de doble hélice
Partiendo de la escalera de doble hélice salen cuatro pasillos y en cada uno de ellos vimos puertas que dan acceso a varias salas. Empezamos por hacer un recorrido por estas habitaciones que se encuentran en la planta baja del castillo. En estas salas encontramos una decoración similar entre ellas, con grandes cuadros en todas las paredes con representaciones de antiguos habitantes del castillo, grandes butacas y sillones, una chimenea en alguno de los laterales o pequeñas esculturas.
Castillo de Chambord
Castillo de Chambord
Uno de los pasillos nos dio acceso a las cocinas del castillo. Había una gran sala donde pudimos ver un gran fuego a tierra y una mesa donde poder cocinar. También había gran cantidad de ollas, sartenes, cucharones y todo tipo de herramientas para cocinar. Adyacentes había salas más pequeñas que también servían para cocinar.
Castillo de Chambord - Cocina
A continuación, subimos por la escalera de doble hélice descubriendo que subíamos por un lado y otras personas bajaban por otro pero no nos cruzábamos. Fuimos recorriendo diferentes habitaciones y pasillos. La distribución es un poco rara y por un momento no supimos orientarnos, pero poco a poco fuimos recorriendo todas las salas. El castillo tiene un total de 440 habitaciones y 84 escaleras, lo que provoca tener la sensación de haberse perdido.
Durante el recorrido en la primera y segunda planta pudimos pasar por varias habitaciones. Las más destacables son los dormitorios donde pudimos ver muchas similitudes entre ellas. Las camas nos parecieron algo cortas como para poder estar completamente estirado y con unas grandes cortinas para cubrirlas. Otra cosa que nos llamó la atención es que los colores predominantes tanto en cama como cortinas y paredes eran en algunas ocasiones el rojo y en otras el azul. También podemos destacar que en todas ellas había una chimenea y es que en total hay 365 en todo el castillo. Los muebles, alfombras y sillones son también similares en todas las habitaciones.
Castillo de Chambord - Habitación
Castillo de Chambord - Habitación
Para finalizar la visita al interior de este inmenso y fantástico castillo subimos a la terraza. Aquí pudimos ver primero como son los acabados de las torres que están llenas de detalles. La forma circular de la torre central está rodeada de arcos acabados en punta. En segundo lugar pudimos acercarnos hasta una barandilla desde la que pueden verse los jardines interiores, una vista muy bonita. Junto al castillo pudimos ver unos jardines muy sencillos con caminos de piedrecitas y zonas con hierba con formas originales. Pasado el río pudimos ver una extensión mucho más grande y donde empieza un bosque que antiguamente se utilizaba como zona de caza.
Castillo de Chambord
Castillo de Chambord
Descendimos por las escaleras de doble hélice y antes de abandonar el castillo fuimos a los jardines interiores. Desde aquí pudimos hacernos la mejor foto del castillo de Chambord, pese a que tenía algunas zonas cubiertas con andamios por obras de reconstrucción, la vista del edificio desde este lugar es sin duda la mejor de todo el recinto. Cruzamos de nuevo el interior para salir por donde habíamos entrado unas pocas horas antes. Ahora con el sol casi en lo alto y sin niebla, pudimos apreciar mejor la entrada al castillo, aunque nos gustó más la fachada desde el jardín interior.
Castillo de Chambord
Castillo de Chambord
Sin darnos cuenta habíamos pasado toda la mañana recorriendo el castillo de Chambord, no es de extrañar teniendo en cuenta que es el más grande de todo el Valle del Loira. Desandamos el camino que habíamos hecho para llegar y al pasar donde estaban los restaurantes, vimos que dos de ellos estaban abiertos. Miramos el menú y decidimos entrar en La Cave des Rois. Pedimos unas patatas gratinadas con bacón, un bistec con patatas, un café y un menú infantil. Pagamos en total 46,4€, algo que nos pareció un poco caro para lo que habíamos comido, pero razonable para estar junto a una atracción turística en Francia.
Castillo de Chambord - Comida en La Cave des Rois
Fuimos a la autocaravana a descansar un rato, sobre todo Liam que todavía necesitaba una siesta después de comer. Pasado un buen rato sacamos las bicicletas que habíamos alquilado junto con la autocaravana y fuimos a dar una vuelta alrededor del castillo. Llevábamos una silla para Liam en una de las bicicletas y así pudimos ir los tres. La experiencia de dar la vuelta al castillo en bicicleta nos gustó mucho, especialmente a Liam que iba todo el rato riendo. Aprovechamos también para hacer algunas paradas y contemplar el castillo de Chambord desde diferentes perspectivas.
Castillo de Chambord
Castillo de Chambord
Acabamos la vuelta cuando el sol empezaba a descender, así que sin perder demasiado tiempo volvimos a nuestra casa con ruedas. Guardamos las bicicletas y pagamos 11€ por el parking, que teniendo en cuenta que habíamos estado cerca de 20 horas no nos pareció muy caro. Nos despedimos del castillo de Chambord y nos pusimos en dirección a nuestro próximo destino.
Blois
Era casi de noche cuando llegamos a Blois para hacer una visita a este pueblo. Cuando estábamos llegando, tuvimos que detenernos para una fantástica instantánea con un bellísimo puente que cruza el río Loira y la luna de fondo. Después seguimos conduciendo y cruzamos el puente para llegar a un parking justo a las afueras. Aquí pudimos estacionar la autocaravana, aunque no se podía hacer noche.
Blois
Empezamos a caminar en dirección al centro del pueblo. Mientras paseábamos pasamos por la église Saint Nicolas en una calle bastante estrecha, lo que solo nos permitió ver la fachada principal. Es una iglesia del siglo XII construida en estilo románico. Pocos minutos más tarde llegamos al centro y descubrimos unas escaleras muy peculiares. Los escalones estaban pintados, de manera que desde abajo podía verse un gran dibujo que cubría toda la escalinata.
Blois - Église Saint Nicolas
Blois
Tuvimos que caminar un poco más para llegar hasta el castillo de Blois. En esta ocasión no nos quedamos fascinados, este castillo no nos pareció un edificio espectacular. Aunque solo pudimos ver parte del exterior y ya de noche, podemos decir que la arquitectura desde este punto de vista nos pareció más bien sencilla.
Blois - Castillo real
A continuación, seguimos recorriendo el pueblo de Blois para llegar hasta la place Saint-Louis. Aquí encontramos la catedral Saint-Louis, la sede oficial del obispado de Blois. El edificio actual fue construido en el siglo XVI, aunque fue reconstruido en estilo gótico a finales del siglo XVII. En el otro extremo de la plaza encontramos la Maison des Acrobates. Esta casa está construida con la característica técnica del siglo XV, con tablas de madera incrustada y visible desde el exterior. En la fachada se pueden observar pequeñas figuras que representan a los acróbatas.
Blois - Maison des Acrobates
Desandamos el camino y volvimos a una de las calles principales, donde había algo más de gente paseando. Eran poco más de las 6 de la tarde pero no quedaba casi nadie por la calle. Dimos una pequeña vuelta por el centro y viendo que no había nada más de interés, decidimos volver a nuestra casa con ruedas.
Cheverny
La primera visita del día siguiente estaba a una media hora. Como era temprano, decidimos acercarnos hasta el pueblo de Cheverny y así estar más cerca mañana de la primera visita del día. Cuando llegamos aparcamos en una zona habilitada para autocaravanas y cenamos tranquilamente. Liam tuvo un rato para jugar antes de irnos a dormir y descansar después de las visitas de hoy.
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