Día 5 (21/11/2021) - Chenonceau ➞ Montresor ➞ Beauval

Castillo de Chenonceau

Este día nos despertamos pronto en parte por el ruido de los trenes circulando, aunque también porque nos fuimos a dormir algo temprano. Habíamos pasado la noche en el parking del castillo de Chenonceau y ya teníamos ganas de visitarlo. Desayunamos tranquilamente y nos preparamos para hacer la primera visita del día. Como el castillo de Cheverny, el de Chenonceau no se puede ver por fuera si no se paga la entrada.

Después de desayunar cruzamos el parking y nos dirigimos a las taquillas. Pagamos en total 30€ por las entradas y nos dispusimos a disfrutar de un nuevo castillo. Lo primero con lo que nos encontramos fue un largo camino de tierra que lleva hasta el castillo. A ambos lados del camino había altos árboles, zonas ajardinadas y pequeños edificios. Por el momento, quisimos ir directos al edificio principal, dejando el resto del recinto para más adelante.

 

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Castillo de Chenonceau

 

Cuando llegamos cerca del castillo nos sorprendimos por su arquitectura, nos pareció un edificio muy bonito. Una de sus peculiaridades es que está construido sobre el río Cher, lo que era uno de los principales motivos para visitarlo. El castillo de Chenonceau es también conocido como el castillo de las damas, porque fueron varias mujeres las que lo regentaron. Aquí vivieron algunas importantes mujeres de la historia francesa como son Diana de Poitiers, Catalina de Medicis o Luisa de Lorena, entre otras.

 

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Castillo de Chenonceau

 

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Castillo de Chenonceau

 

Estuvimos unos minutos sacando fotos en la fachada frontal antes de acceder al interior. Cruzamos la entrada y vimos que había un camino más o menos marcado para poder recorrer todas las salas. Visitamos algunas habitaciones pequeñas y a continuación llegamos a la galería. Es un pasillo de unos 60 metros de largo que nos llamó la atención. El suelo parecía un tablero de ajedrez y por las ventanas pudimos ver el río. Desde aquí fuimos realmente conscientes de que el castillo estaba construido sobre las aguas del río Cher, que pudimos ver desde sus 18 ventanas. También destacan la chimenea que hay en cada uno de los dos extremos.

 

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Castillo de Chenonceau - Galería

 

Siguiendo el camino marcado, descendimos a la planta baja donde descubrimos que estaban las cocinas. Había varias salas con chimeneas, mesas y diferentes utensilios de cocina. En total había un gran espacio para poder cocinar. También hay una despensa para almacenar los víveres y ganchos donde colgar la carne. Pasamos varios minutos recorriendo las diferentes estancias que conforman la cocina, sabíamos que serían diferentes a las del resto del castillo.

 

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Castillo de Chenonceau - Cocina

 

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Castillo de Chenonceau - Cocina

 

Continuamos el recorrido al castillo de Chenonceau subiendo por las escaleras que nos llevaron al segundo piso. Aquí empezamos a recorrer diferentes habitaciones que hacían las funciones de dormitorio. En todas ellas encontramos una cama rodeada con grandes cortinas, una chimenea en uno de los laterales, curiosos muebles, también había algún que otro cuadro y las paredes empapeladas. También pasamos por una larga sala donde había una pequeña exposición de cuadros y otras pertenencias de los antiguos habitantes del castillo.

 

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Castillo de Chenonceau - Dormitorio

 

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Castillo de Chenonceau - Dormitorio

 

De vuelta al exterior no pudimos evitar mirar a ambos lados. A cada uno de ellos hay un bonito jardín, así que a continuación tocaba recorrerlos. Con el castillo a nuestra espalda, a la derecha estaba el jardín de Catalina de Medicis y a la izquierda el jardín de Diana de Poitiers. Antes de dirigirnos a ver los jardines, pasamos junto a un pequeño torreón y un pozo cubierto por una tapa de reja metálica.

 

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Castillo de Chenonceau – Jardín de Catalina de Medicis

 

Decidimos empezar por recorrer el jardín de Diana de Poitiers. Este jardín fue construido en el siglo XVI y está formado por ocho triángulos de césped y con pequeños arbustos y flores que los delimitan. El jardín nos pareció muy largo y solo recorrimos una zona elevada desde el que se puede ver al completo.

 

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Castillo de Chenonceau – Jardín de Diana de Poitiers

 

Descubrimos que desde los jardines están posiblemente las mejores vistas del castillo de Chenonceau. Pasamos unos buenos minutos sacando instantáneas desde diferentes partes de la zona elevada del jardín. Desde algunos puntos podía verse la fachada frontal del castillo y el pequeño torreón. Aunque sin duda, para nosotros la mejor foto era desde la esquina más cercana al castillo, desde donde podía verse el edificio principal al completo construido sobre el río.

 

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Castillo de Chenonceau

 

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Castillo de Chenonceau

 

A continuación, nos acercamos hasta los jardines de Catalina de Medicis. Lo primero que hicimos fue cruzar todo el jardín por un lateral, para tener la vista completa del castillo desde el otro lado y descubrimos que eran casi simétricos. Después nos dispusimos a recorrer el jardín. Paseamos por los caminos de tierra que discurrían junto a las parcelas con césped, pequeños árboles y arbustos. En el centro hay una fuente circular que rodeamos antes de abandonar la zona.

 

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Castillo de Chenonceau

 

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Castillo de Chenonceau – Jardín de Catalina de Medicis

 

Durante toda la mañana el cielo había estado nublado y llegó el momento en que empezó a chispear un poco. Nos dirigimos a uno de los pequeños edificios que habíamos visto al entrar. Descubrimos una pequeña exposición de carros antiguos. Al salir por el otro extremo llegamos a un pequeño estanque donde había patos. Aunque llovía ligeramente, tuvimos que detenernos un rato porque Liam quería ver a los animales. Recorrimos el resto del recinto con el paraguas y algo rápido. Pasamos por un huerto y otra zona donde había burros, conejos y otros animales. También entramos en otro laberinto, pero en está ocasión los setos eran bajos y podíamos ver perfectamente la salida. La lluvia empezaba a apretar cuando decidimos despedirnos del castillo de Chenonceau.

 

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Castillo de Chenonceau - Estanque

 

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Castillo de Chenonceau - Laberinto

 

Sin perder tiempo fuimos a la autocaravana. Habíamos pasado toda la mañana para visitar el castillo de Chenonceau. Era momento de hacer la comida y descansar un rato. Para la tarde tocaba conducir varios kilómetros.

Montresor

Después de comer, dejar todo recogido y descansar un rato nos pusimos en marcha. Conducimos una media hora para llegar al pueblo de Montresor, considerado uno de los más bonitos de Francia. Tuvimos que dejar la autocaravana en un parking situado a las afueras. Aprovechamos que había servicio para vaciar las aguas y rellenar el depósito con agua limpia. A continuación, tuvimos que caminar unos minutos por el arcén de la carretera de acceso para llegar al pueblo. Por el camino pudimos ver algunas casas y como sobre ellas destacaba la iglesia.

 

Montresor 1

Montresor

 

Empezaba a hacerse de noche y no vimos a nadie por la calle, aunque no era tan tarde como para que no hubiera nadie paseando. Al llegar a una de las calles principales tuvimos unas vistas de las casas que hay junto al río. También encontramos algunos detalles navideños.

 

Montresor 2

Montresor

 

Seguimos paseando en busca de Les Balcons de L'Indrois, habíamos leído que era un paseo muy bonito. Después de un par de vueltas conseguimos encontrarlos, pero no había iluminación y ya había caído la noche. Como no íbamos a ver nada y el suelo estaba resbaladizo por la humedad del río, decidimos dar media vuelta. Caminamos un poco más por el centro de pueblo y llegamos hasta la iglesia.

 

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Montresor - Iglesia

 

Seguramente a otra hora del día y otra época del año la visita a Montresor hubiera sido más agradable. Por nuestra experiencia, no es una visita que recomendaríamos, pero hay que tener en cuenta que habíamos llegado pasadas las 5 de la tarde y era Noviembre. Habíamos leído en otros blogs que el pueblo es muy bonito, pero lo habían visitado en verano. Decidimos no perder más tiempo y volver a nuestra casa con ruedas.

Beauval

Tardamos unos veinte minutos en llegar al lugar donde pasaríamos la noche. Al día siguiente queríamos visitar el zoo de Beauval y aparcamos en la zona habilitada para autocaravanas que hay en uno de los parkings. Nos extrañamos un poco porque solo estábamos nosotros y otro vehículo en el que parecía no haber nadie. Habíamos visto que la zona estaba habilitada para autocaravanas así que no nos preocupamos demasiado. Preparamos la cena y descansamos un poco, al día siguiente tendríamos que caminar bastante y queríamos estar preparados.

 

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