Día 5 (08/05/2022) - Hvolsvöllur ➞ Seljalandsfoss ➞ Skógafoss ➞ Reynisfjara ➞ Skaftafell
Hvolsvöllur
Hoy nos despertamos con muchas ganas, era uno de los días más importantes del viaje. Para hoy teníamos previstas las visitas a dos de las cascadas más importantes de Islandia como son Seljalandsfoss y Skógafoss. Además, teníamos otras interesantes visitas previstas como Reynisfjara. El día se levantó lloviendo ligeramente y esperábamos que a lo largo de la mañana el tiempo fuese mejorando. Por ahora, nos limitamos a ir a la pequeña cocina del camping a preparar el desayuno antes de que se llenase. Tuvimos suerte y pudimos desayunar en la única mesa de la cocina, cuando acabamos había gente esperando para hacerse el desayuno.
Cuando salimos vimos que la señora que cobra el camping estaba dando vueltas con el coche cobrando a otros campistas. Mientras no se acercaba a donde estábamos nosotros, fuimos montando los asientos traseros y ordenando la furgoneta. Cuando ya lo teníamos todo listo vimos que la señora estaba cerca y nos acercamos a su vehículo. Preguntamos si se podía pagar con tarjeta y nos dijo que solo en efectivo. Nosotros no llevábamos coronas islandesas y nos dijo que no había problema porque se podía pagar en euros. De este modo pagamos un total de 25€, que teniendo en cuenta el cambio salimos ganando.
Seljalandsfoss
Hicimos una parada rápida en el supermercado Netto que había en el pueblo para comprar un par de cosas que nos faltaban. Mientras, Liam pudo jugar un rato en un parque que había justo al lado. El día había amanecido nublado y con un leve chispeó, pero poco a poco parecía que iba mejorando. Tras unos minutos, volvimos a la furgoneta para empezar con las visitas del día, tan solo teníamos unos 20 kilómetros hasta la primera visita del día.
Por fin habíamos llegado a la ¡¡¡cascada Seljalandsfoss!!! la que quizá era la visita más esperada del viaje. Y podemos decir que una vez finalizado el viaje es uno de nuestros lugares favoritos en Islandia. El parking que hay junto a la cascada es de pago y cuesta 700ISK, unos 5,11€ al cambio por todo el día.
Conforme nos acercábamos a la cascada vimos que había mucha gente, seguramente fue la atracción turística donde vimos a más personas durante todo el viaje. Lo más curioso y que hace tan especial a la cascada Seljalandsfoss, es que se puede caminar por detrás del salto de agua, algo que teníamos muchas ganas de hacer. Por ahora, la vimos de frente y nos fuimos acercando para disfrutar del momento. Pasamos unos minutos junto a un cordel que delimita el camino, mientras veíamos como caía el agua y sacábamos unas cuantas fotos.
Seljalandsfoss
Seljalandsfoss
La cascada Seljalandsfoss cae de una altura de casi 60 metros y procede del río Seljalansá. Después de contemplarla de frente nos pusimos los chubasqueros. Os recomendamos que si visitáis esta cascada no olvidéis traer un buen impermeable. Seguimos el camino que se acerca a la cascada por el lado derecho. Nos detuvimos en un saliente desde donde es inevitable pararse para sacar algunas fotos. De hecho, les hicimos fotos a unos cuantos turistas que nos lo pidieron mientras esperábamos nuestro turno. A continuación, llegamos a la altura de la cascada y desde este lateral se tiene una vista increíble del agua cayendo.
Seljalandsfoss
Seljalandsfoss
La parte inferior del precipicio por donde cae el agua forma una pequeña cueva, lo que permite que sea posible caminar por detrás de la caída del agua. Antes de empezar a caminar por detrás de la cascada nos habíamos mojado un poco, pero mientras recorríamos este tramo nos mojamos mucho, por suerte llevábamos nuestros chubasqueros. La sensación de estar detrás de la cascada fue una de las mejores del viaje, nos hizo sentir que estábamos completamente inmersos en este fenómeno natural. Sin lugar a dudas, Seljalandsfoss es uno de los imprescindibles de Islandia.
Seljalandsfoss
Al llegar al otro extremo, tuvimos que subir por una especie de escalera natural formada por rocas. Obviamente, debido al agua las rocas estaban mojadas y tuvimos que ir con mucho cuidado de no resbalar. Una vez arriba, hay un pequeño mirador desde el cual pudimos ver la cascada y por detrás se veía a la gente caminando. Cuando llegamos abajo tuvimos una última vista de la cascada, ahora desde el ángulo contrario al del inicio. Definitivamente, esta cascada nos había enamorada y difícilmente encontraríamos otra que nos gustase tanto.
Seljalandsfoss
Seljalandsfoss
La visita a este lugar no acaba con la cascada Seljalandsfoss. Siguiendo el camino que viene desde el parking y que continúa hacia la izquierda, llegamos a otra catarata no tan famosa pero que también es muy interesante. Se trata de la cascada Gljufrafoss de tan solo unos 40 metros de altura. Lo curioso de esta catarata es que se encuentra en el interior de un pequeño cañón.
Gljufrafoss
Para acceder hay que caminar pasando de roca en roca. El río cubre el ancho del cañón y para entrar sin meter los pies en el agua hay que hacerlo ayudándose de las rocas. Con Liam vimos complicado entrar, así que aprovechamos que él se lo pasaba bien tirando piedras al río y entramos por turnos. Mientras uno de nosotros se quedaba jugando con Liam a tirar piedras al río, el otro podía entrar y después cambiamos las tornas. En el interior impresiona porque el espacio es reducido para la cantidad de agua que cae, da la sensación que el agua te cae encima. Aunque para ser sinceros nos mojamos bastante, de nuevo, suerte de los chubasqueros.
Gljufrafoss
Estábamos muy contentos de esta visita, una de las mejores del viaje. Por un lado, el día nos estaba respetando y aunque parecía que iba a llover cuando nos levantamos, por ahora se había despejado. Por otro lado, ya no teníamos la sensación de frio de los primeros días, el baño en la Secret Lagoon del día anterior había ido de maravilla. Finalmente, estas cascadas nos habían gustado mucho, en especial Seljalandsfoss. Así que con energías renovadas, volvimos a la camper para seguir con las visitas de hoy.
Skógafoss
La siguiente parada tampoco estaba muy lejos, siguiendo por la Ring Road tardamos una media hora en llegar a Skógafoss. Por el camino fuimos viendo un paisaje que nos gustaba mucho. Mirando en dirección al centro de la isla pudimos ver el pico del volcán Eyjafjallajökul. Este fue el volcán que hizo erupción en 2010 y provocó que se tuviese que cerrar el espacio aéreo en casi toda Europa, durante una semana en el mes de Abril de ese año. Durante el trayecto encontramos un grupo de caballos y vimos que había gente que se había detenido para verlos. Hicimos lo mismo y aparcamos en un lado de la carretera. Disfrutamos unos minutos del verde paisaje y vimos a los caballos antes de continuar.
Camino a Skógafoss
Cuando llegamos al parking de la cascada Skógafoss empezó a llover. Este es el parking donde queríamos haber hecho noche el día anterior, con lo que llevábamos medio día de retraso con respecto a lo planeado, tendríamos que recortar alguna visita secundaria. Aprovechamos que era mediodía y que estaba lloviendo para ponernos a cocinar. Desde el parking de Skógafoss tuvimos una de las mejores vistas durante la hora de la comida en nuestros viajes.
Comiendo con vistas a Skógafoss
La cascada de Skógafoss es una de las más importantes de Islandia y otro imperdible. Es una caída de agua de 62 metros de altura y 30 metros de ancho, localizada al final del río Skógá. Es una de las cascadas más populares de Islandia, incluso se ha llegado a decir que es la "cascada perfecta". A nosotros nos pareció que es una catarata espectacular y es una de las que más nos gustó de todo el país. Sin llegar a acercarnos demasiado porque no queríamos remojarnos de nuevo, contemplamos la cascada durante unos minutos y sacamos montones de fotos. Tampoco era necesario acercarse demasiado para poder contemplarla en todo su esplendor.
Skógafoss
Skógafoss
También hay unas escaleras en el lado derecho que llevan hasta la parte superior de Skógafoss. Son algo más de 400 escalones que se nos hicieron un poco largos. Aunque con Liam a cuestas en la mochila de porteo conseguimos llegar arriba. Desde arriba hay unas buenas vistas de los alrededores, pero lo más impresionante es ver como el agua cae al vacío. Recorrimos unos pocos metros por el camino que discurre junto al río antes de dar la vuelta y descender.
Skógafoss
Skógafoss
Una vez abajo, quisimos aprovechar que había grifos para lavar los platos y también ir a los baños. Mientras fregábamos empezó a llover y tuvimos que darnos prisa para acabar de limpiar todo y continuar con las visitas de hoy.
Reynisfjara beach
Todavía teníamos unas cuantas visitas por delante y queríamos llegar sí o sí hasta el camping de Skaftafell, ya que no hay ninguno más abierto a medio camino. La parada que teníamos a continuación era para visitar la playa de arena negra de Reynisfjara. Llegamos al parking, donde la lluvia y el viento nos hicieron dudar si salir de la furgoneta. Finalmente, con los chubasqueros puestos y con Liam en la mochila de porteo, salimos al exterior para una visita rápida.
Reynisfjara beach
La playa de Reynisfjara tiene la arena negra debido a la actividad volcánica del país. Si esto de por sí ya es curioso, lo son más las columnas de basalto que hay en las montañas que hay junto a la arena. También nos sorprendió mucho una pequeña cueva que hay en la zona y donde pudimos cubrirnos unos minutos de la lluvia. La playa es muy interesante y fue una lástima no poder dedicarle unos minutos más. Por un lado íbamos un poco mal de tiempo y por otro la lluvia tampoco nos dejaba disfrutar mucho de la visita. Así que volvimos a la camper para secarnos un poco y seguir con el recorrido.
Reynisfjara beach
Reynisfjara beach
Junto a esta playa se encuentra el pueblo de Vík i Mýdral. En varios blogs habíamos leído que era un pueblo bonito y quisimos dar una vuelta. Dimos un pequeño recorrido con la furgoneta, pero debido a la lluvia no vimos viable aparcar y pasear. De modo que nos conformamos con ver algunas calles desde el interior de nuestra casa con ruedas. Volvimos a la Ring Road con la esperanza que el tiempo fuese mejorando, mientras avanzábamos con el trayecto que teníamos planeado para hoy.
Vík í Mýdral
Campo de lava Eldhraun
Teníamos algo más de hora y media de camino hasta el Parque Nacional de Skaftafell donde queríamos hacer noche. Por el camino había algunas visitas secundarias que queríamos hacer, pero la lluvia no nos lo puso fácil. La primera que teníamos era el campo de lava de Eldhraun. Se trata de un paisaje creado por la lava. Con el paso de los años se ha ido enfriando y ha ido creciendo musgo sobre esta lava, creando un terreno irregular de una capa verde muy llamativo. No vimos ningún parking en este tramo de la Ring Road. Como no había casi ningún otro vehículo, hicimos algunas paradas en mitad de la carretera para sacar fotos desde la furgoneta.
Campo de lava Eldhraun
Un poco más adelante llegamos al pueblo de Kirkjubaejarklaustur para ver el suelo de la iglesia Kirkjugolf. Dimos un par de vueltas por el pueblo hasta que vimos donde están las ruinas de esta antigua iglesia. Lo único que se ve es el suelo formado por columnas de basalto. Había que caminar un poco para verlo seguía lloviendo con intensidad. De lejos vimos que no era gran cosa y seguimos el camino sin bajarnos.
Dverghamrar
Antes de llegar a la siguiente parada vimos una cascada que nos llamó la atención. Paramos junto al camino que da entrada a una guesthouse que tenía el mismo nombre de la cascada. Hamrafoss no es ni mucho menos una de las mejores cascadas de Islandia, pero nos llamó la atención. Decidimos parar un momento para sacar una foto y verla desde lejos.
Hamrafoss
Unos metros más adelante encontramos el parking de Dverghamrar. Nos detuvimos pero seguía lloviendo y vimos que había que caminar un poco. Liam estaba cansado de la lluvia y no era una visita imprescindible. Decidimos que solo bajaría Sergio para hacer una visita rápida. Caminando unos pocos minutos llegó hasta dos montículos, donde el camino pasaba entre ambos. En los dos montículos se veían columnas de basalto, similares a los que habíamos visto en Reynisfjara, aunque sin ser tan llamativos. Sin perder mucho tiempo volvió al vehículo y como el lugar no era demasiado interesante continuamos el camino.
Dverghamrar
Dverghamrar
Parque Nacional de Skaftafell
Llegamos a Skaftafell pasadas las ocho de la tarde y la recepción ya estaba cerrada. De modo que aparcamos en uno de las pocas plazas libres que había. Hicimos una inspección rápida y el camping tenía baños, duchas y picas para fregar, pero no había cocina. Hoy nos tocaría hacer la cena en la camper y sin mucho espacio. El camping está a la entrada del Parque Nacional de Skaftafell, como nos pasó en el de Thingvellir, vimos que había una cámara a la entrada que registra la matrícula del vehículo. Aquí nos encontramos de nuevo a Diego y nos dijo que en la recepción se pagaba tanto el camping como el parking del parque nacional.
Skaftafell camping
Preparamos el interior de la camper lo mejor que pudimos para cocinar y cenar lo más cómodos posible. Después de cenar aprovechamos las picas para lavar los platos y llenar nuestras cantimploras. Como no había una zona común en la que poder estar un rato, preparamos la cama y nos dispusimos a pasar la noche. Antes de ir a dormir vimos que pese a ser tarde todavía había mucha claridad, era algo que nos seguía sorprendiendo y nos gustaría ver como es en verano con el sol de medianoche.
