Día 7 (16/05/2014) - Kyoto (Castillo Nijo-jo, Kinkaku-ji, Kiyomizu-dera y Gion)
Hotel Mitsui Garden
Nuestro primer día en Kyoto amaneció muy soleado, cosa que agradecíamos después de la lluvia del día anterior. En este hotel no teníamos incluido el desayuno. Como era el primer día y habíamos quedado pronto con el señor Yoji Kobori, decidimos desayunar en el hotel pagándolo a parte. El desayuno consistía en un buffet bastante completo con platos orientales y occidentales. Como ya hicimos en Tokyo optamos por un desayuno más occidental, aunque probando algún plato oriental.
Cuando tuvimos todo preparado bajamos a recepción donde nuestro guía ya estaba esperando. Hicimos las presentaciones con el señor Yoji y nos pusimos en dirección a buscar el autobús. Mientras nos dirigíamos a nuestro primer destino, el castillo Nijo-jo, el señor Yoji nos explicó un poco como funcionaban las líneas de autobuses en Kyoto, así podríamos desplazarnos sin problemas los próximos días. Esta información nos sería de gran utilidad.
Castillo Nijo-jo
Llegamos a nuestro destino el castillo Nijo-jo. Kyoto tiene una gran cantidad de monumentos que están considerados Patrimonio cultural de la Humanidad por la UNESCO y este castillo es uno de ellos. En 1601 Tokugawa Ieyasu (el señor por el cual se construyó el templo Tosho-gu de Nikko que habíamos visto el día anterior) mandó construir el castillo Nijo-jo y ordenó a sus señores feudales que contribuyeran. La superficie total del castillo es de 275.000 metros cuadrados.
Lo primero que vimos fue una muralla que rodea todo el recinto. Para acceder primero tuvimos que pagar la entrada de 600 yenes por persona, y así junto con un montón de turistas más entramos. Hay un foso que rodea todo el castillo, de modo que lo primero que hicimos fue cruzar un puente para llegar a la entrada principal. Nos encontramos otra muralla con una gran puerta que da acceso a los jardines. Esta puerta está decorada con engastes dorados.
Entrada al castillo Nijo-jo
Al cruzar la puerta vimos lo inmensamente grande que es este espacio. La arquitectura de este castillo no tiene nada que ver con la forma que tienen los típicos castillos europeos. Es un conjunto de edificios con la estructura de madera, de una o dos plantas y con un tejado inclinado hecho de paja. El suelo del patio está cubierto por una capa de pequeñas piedras blanquecinas. A su vez bordeando el recinto hay árboles y muchas plantas. Seguimos paseando por el jardín y encontramos un estanque rodeado por piedras. En un lateral hay unas pequeñas cascadas. El estanque también está rodeado por pequeñas plantas y árboles. Como el resto de jardines que habíamos visto hasta ahora está muy bien conservado y súper limpio.
Jardín del castillo Nijo-jo
Accedimos al interior del edificio donde hay que ir descalzos y lamentablemente no se pueden hacer fotos. Nuestro guía nos explicó un poco la historia de este castillo. En el siglo XVII, el emperador estaba en Tokyo, pero desde aquí se gobernaba. Había un caudillo que era la persona que gobernaba y tenía a los samuráis como a sus señores feudales. El suelo del castillo es de madera y tiene un tipo de gancho de metal por debajo, de manera que al andar por encima de las tablas de madera el suelo chirría. De este modo, los samuráis sabían cuando entraban los ninjas, espías y asesinos, enviados por el emperador.
Castillo Nijo-jo
Mientras recorríamos el interior del magnífico castillo unos chicos chinos empezaron a hacer fotos. Nuestro guía les llamó la atención y les dijo que no se pueden hacer fotos en el interior. Los japoneses son muy respetuosos y también les gusta que se respeten sus costumbres, tradiciones y lugares emblemáticos.
Salimos otra vez al patio y pudimos subir a una zona elevada de la muralla. Desde esta zona puede verse una panorámica de todo el recinto. Los edificios del castillo quedan parcialmente ocultos tras las copas de los árboles.
Castillo Nijo-jo
Finalmente, tras pasar por otra zona ajardinada nos dirigimos a la salida. Hay que cruzar otro puente para cruzar el foso y poder salir.
Exterior del castillo Nijo-jo
Templo Kinkaku-ji
A continuación volvimos a subir al autobús y nos pusimos en dirección a nuestra segunda visita, el templo Kinkaku-ji o pabellón dorado. Esta vez el trayecto en autobús fue más largo y además tuvimos que hacer un trasbordo. Al llegar a nuestro destino vimos que hay muchos más turistas que en el castillo, supusimos que porque ya era un poco más tarde. Aquí tuvimos que pagar entrada otra vez para poder acceder.
Este templo fue construido en el año 1397 por el shogun (comandante del ejército) Ashikaga Yoshimitsu como villa de descanso, pero fue su hijo quien lo transformó en un templo zen. Este templo también está considerado como Patrimonio cultural de la Humanidad por la UNESCO.
Hay un corto camino hasta llegar a un estanque desde el cual hay una preciosa vista del Kinkaku-ji. Este edifico de tres plantas situado a la otra orilla del estanque está hecho de madera. Las dos plantas superiores están recubiertas de pan de oro, en total por 20.000 kilos de oro. Esto solo podía sobrevivir al paso del tiempo en un país como Japón. Con mucha gente alrededor (hay tanta gente que está prohibido usar el trípode de la cámara), hicimos un montón de fotos antes de continuar.
Kinkaku-ji
El camino seguía bordeando la orilla del estanque hasta acercarse mucho al pabellón dorado. Por lo que pudimos ver no es posible acceder al interior. Así que paseamos por el bonito jardín en el cual había montones de figuras budistas, entre ellas una pequeña escultura en piedra de una pagoda. El camino seguía de manera ascendente y antes de llegar a la salida pudimos ver el Kinkaku-ji desde otra perspectiva. En la salida hay una pequeña casita con un altar para poder rezar o pedir deseos.
Kinkaku-ji
Pagoda de piedra
Por la mañana, Miriam le había dicho al señor Yoji que nos gustaría ir a ver una obra de teatro japonés. Ya que nuestro siguiente destino estaba cerca del teatro, el señor Yoji nos acompañó para que pudiéramos preguntar los horarios. El teatro y nuestra siguiente parada estaban en el otro extremo de la ciudad, así que nos pusimos cómodos en el autobús. Al llegar fuimos directos al teatro donde nos informaron sobre los horarios y los precios.
Comida
Viendo la hora que era decidimos ir a comer, y como no, dejamos que nuestra guía eligiera restaurante. Nos llevó a un restaurante llamado Butagorilla. Para comer pedimos un filete de cerdo rebozado con col rayada que venía acompañado por arroz y sopa de miso. Además, venía con una salsa que había que preparar uno mismo. En un bol con la superficie interior rayada había sésamo, en el cual había que verter salsa de soja y con un mortero ir removiendo para que el sésamo se fuera rompiendo y mezclando con la salsa de soja. El conjunto del plato estaba delicioso y nos costó 3.070 yenes en total.
Filete de cerdo rebozado con col, arroz y sopa miso
Templo Kiyomizu-dera
Después de una deliciosa comida nos pusimos en dirección al templo Kiyomizu-dera. Este templo fue construido en el año 778 y también está considerado Patrimonio cultural de la Humanidad por la UNESCO. Para llegar a este templo hay que subir por las escaleras de Ninen-zaka o Sannen-zaka. Yoji nos explicó que la leyenda cuenta que si tropiezas en estas escaleras, morirás en dos años si tropiezas en Ninen-zaka o tres años si tropiezas en Sannen-zaka. Así que subimos por Sannen-zaka con cuidado para no tropezar por si acaso.
Sannen-zaka y pagoda Yasaka
Una vez arriba, desde donde puede verse la pagoda Yasaka, llegamos a la entrada Niou que da acceso al templo Kiyomizu-dera.
Entrada Niou
Entramos al templo donde se puede pasear por una zona adoquinada. En esta zona vimos pequeños altares para rezar y montones de figuritas budistas. Yoji nos dijo que da buena suerte tocarlas, así que tocamos una de bronce. También hay dos curiosas piedras con letras japonesas. Como nos explicó nuestro guía, se dice que si vas de una a la otra con los ojos cerrados significa que encontrarás al amor de tu vida.
Piedra del amor
En esta zona hay un pequeño sótano al que, previo pago, se puede acceder. Antes de bajar el señor Yoji habló con un monje que le dio una guía del templo y nos explicó que la sección en español la había escrito él. Para poder entrar al sótano tuvimos que descalzarnos y al bajar las escaleras estaba totalmente a oscuras. Había que ir cogidos a una cuerda que rodea toda la pared para hacer el recorrido. A medio camino hay un pequeño haz de luz que viene del techo y que ilumina una pequeña piedra esférica que rueda. Según nos explicó Yoji se puede pedir un deseo y tocar la piedra iluminada, pero había tanta gente que no tuvimos tiempo de pararnos y salimos del sótano sin pedir ningún deseo.
Seguimos la visita y accedimos al edificio principal. Este edificio es totalmente de madera y hay habitaciones donde se realizan los rezos. Estuvimos unos minutos contemplando las diferentes habitaciones de este templo. Al cruzar el edificio seguimos el camino y lo contemplamos desde fuera. Este edificio se sostiene sobre una estructura de madera. El señor Yoji nos explicó que lo importante de esta estructura es que es completamente de madera. No hay ningún clavo ni tornillo que sujete las maderas y eso que es un templo milenario. Las vistas desde esta zona son espectaculares. Pese a estar en una gran ciudad como Kyoto el templo está totalmente rodeado de bosque.
Vistas de Kiyomizu-dera
Antes de abandonar el templo pasamos por una pequeña pagoda de tres pisos. Esta es un poco más sencilla en comparación con las que habíamos visto hasta ahora. La mayoría que habíamos visto hasta ahora eran de 5 pisos y estaban más decoradas.
Pagoda de tres pisos
También pasamos por las cascadas del templo que consisten en tres canales por donde cae agua. La gente hace cola para pasar por debajo y con un pequeño recipiente coge el agua que cae. Yoji nos explicó que da buena suerte beber el agua que cae de las cascadas. Literalmente Kiyomizu-dera significa templo de agua pura y este nombre viene dado por estas cascadas de agua. Había una enorme cola y decidimos no esperar y acabar la visita.
Cascada del templo Kiyomizu-dera
Gion
Salimos del templo y esta vez bajamos por las escaleras Ninen-zaka, las escaleras de los dos años. El señor Yoji nos llevó a dar un pequeño paseo por las calles del distrito de Gion. Son unas calles estrechas y sin aceras. Estas calles tienen mucho encanto y son las típicas que habíamos visto en series como Doraemon. Con este recorrido por el distrito de Gion había acabado la visita con el señor Yoji. De modo que le dimos el regalo que habíamos traído para nuestros guías y nos despedimos de él. El resto de nuestro viaje por el país nipón lo haríamos sin la compañía de ningún guía.
Ninen-zaka
Una vez solos, volvimos a encaminarnos hacía las calles del barrio de Gion. Miriam estaba deseosa de ver a las geishas, o mejor dicho geikos y maikos que es como las llaman en Japón, y que aún viven en este tradicional distrito. Después de un tranquilo paseo por estas encantadoras calles llegamos a Hanamikoji dori, donde están las principales casas de geikos y maikos. Según habíamos leído en esta calle pueden verse salir y entrar a estas chicas, sobre todo a partir de las 6 de la tarde. Todavía era pronto así que decidimos dar una vuelta por la zona.
Gion
Gion
Templo Yasaka
Haciendo tiempo para ver a las geikos y maikos llegamos al templo Yasaka. En la entrada había una gran puerta para acceder al recinto vigilado por los guardianes que parecen demonios.
Templo Yasaka
Dentro está el edificio principal con el altar donde se realizan los rezos. Se notaba que este no era uno de los principales templos de Kyoto, la entrada era gratuita y no había mucha gente. La verdad es que comparado con los otros templos que habíamos visto éste es bastante más pequeño.
Templo Yasaka
Templo Kennin-ji
Seguimos caminando y llegamos a una gran área con zonas ajardinadas y con pequeños edificios. Este conjunto es el templo Kennin-ji y como eran más tarde de las 5 ya estaba cerrado. Así que no se podía acceder al interior de los edificios, en cambio se podía pasear por el patio. Dimos una vuelta para ver los diferentes edificios. Nos encontramos con una figura completamente recubierta por papeles con mensajes escritos en japonés, estos mensajes son deseos a los dioses.
Templo Kennin-ji
Geikos y maikos
Desde fuera de Japón tenemos la mala costumbre de relacionar a las geishas con prostitutas. De hecho las geikos son chicas que acompañan a hombres a reuniones de trabajo o similares y lo que hacen es servirles la comida, la bebida, tocan música o incluso cantan, entre otras cosas.
Las maikos son las aprendizas de geikos. Durante el periodo de aprendizaje han de ir con maquillaje blanco en la cara, el nudo del kimono tiene las tiras más largas y el kimono es más colorido. Cuando ya ascienden a geikos solo se maquillan la cara de blanco en algunas ocasiones, las tiras del nudo del kimono son más cortas y el kimono es menos colorido. Con esto conseguimos diferenciar a geikos y maikos cuando las vimos por la calle. También se diferencian por el atuendo del pelo.
Se acercaban las 6 de la tarde así que volvimos a Hanamikoji dori. A esta hora las geikos y maikos salen de las casas hasta los coches que vienen a buscarlas para ir a algún evento, donde tendrán que acompañar a un hombre. No éramos los únicos turistas que estábamos esperando para poder verlas. Tuvimos que tener paciencia pero conseguimos ver varias al salir de las casas. Andaban muy rápido ya que todo el mundo, incluyendo a Miriam, hacía fotos como si fueran paparazzi. Conseguimos hacer bastantes fotos recorriendo la calle de una punta a la otra varias veces, y todavía tendríamos oportunidad de volver en los próximos días. Después de aproximadamente una hora haciendo fotos decidimos que era hora de volver al hotel.
Geikos y maikos en Hanamikoji dori
Geikos y maikos en Hanamikoji dori
Cena
De vuelta al hotel paseamos por Shijo dori, una de las principales calles de Kyoto. Esta calle está llena de tiendas y restaurantes. Paralela a esta calle está el Nishiki Market que visitaríamos más adelante en nuestro viaje. Volvimos al hotel a descansar un poco de un largo día y para hacer una copia de seguridad de nuestras fotos, cosa que hacíamos todos los días. Pero antes de llegar al hotel pasamos por un seven eleven que había justo al lado para comprar algo de desayunar para el día siguiente. En todo Japón, como iríamos viendo, hay cantidad de estos supermercados, que además, tienen cajero y en el cual pudimos sacar dinero.
Después de descansar un poco decidimos que era hora de ir a cenar. Buscamos cerca del hotel y encontramos un okonomiyaki, el restaurante Manmarunotuki. Tienen una barra delante de la plancha donde cocinan y unas pocas mesas. Nos sentamos en la barra para poder ver como cocinan ya que es todo un espectáculo. Nos pedimos una tortilla con verduras y carne a la cual le echan bastantes especies, y un tipo de tortita a la que le ponen pescado y verduras por encima acompañado de especies y mayonesa. La cena nos salió por 3.250 yenes, un poco más cara que otros días pero valió la pena.
Tortilla con verduras y carne
Tortita con pescado y verduras
Al día siguiente nos tocaba viajar otra vez. Íbamos a pasar el día a Hiroshima y la isla de Miyajima y volveríamos de nuevo a dormir a Kyoto. De nuevo tocaba madrugar y hacer los más de 300 kilómetros en tren que hay entre Hiroshima y Kyoto. Hiroshima es una de las ciudades más conocidas de Japón por culpa de la bomba atómica, de modo que seguro que iba a ser un viaje que valdría la pena.
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