Día 6 (16/07/2021) - Camara de Lobos ➞ Ribeira Brava ➞ Calheta
Funchal
Hoy tocaba madrugar un poco y el despertador sonó a las siete de la mañana. Preparamos el desayuno y despertamos a Liam para desayunar los tres antes de ponernos en marcha. Eran poco más de las ocho cuando salíamos con el coche para ir al hospital, donde hacían las pruebas PCR gratuitas a los turistas. Dejamos el coche en el mismo parking del hospital y fuimos a preguntar donde teníamos que ir. Recorrimos un poco las instalaciones hasta que nos dijeron que las pruebas se hacían en el exterior. Salimos a la calle y vimos una cola de gente que como nosotros habían venido a hacerse la prueba PCR. Esperamos nuestro turno y fueron bastante rápidos, antes de las 9:30 habíamos acabado. Antes de volver al coche fuimos a buscar un bar para hacer un café, en el apartamento no habíamos podido tomar ninguno.
Para hoy no teníamos dudas de las visitas que íbamos a hacer. Nos quedaba por ver Camara de Lobos y Ribeira Brava, además de la zona cercana al aeropuerto que dejábamos para el día siguiente. De camino a nuestra primera visita, hicimos una parada a las afueras de Funchal para ver la playa Formosa. Como habíamos visto en la mayoría de playas de la isla, era de piedras pero ésta era bastante más larga. No perdimos mucho tiempo ya que no íbamos a bañarnos y nos pusimos en dirección a la primera visita del día.
Playa Formosa
Camara de Lobos
Continuamos por la carretera que bordea la costa madeirense y en pocos minutos llegamos a Camara de Lobos. Pocos días atrás habíamos estado en este pueblo para cenar, hoy veníamos a visitarlo y recorrer sus calles. Aparcamos en el mismo parking que el otro día, justo frente a la playa. Nos acercamos hasta la arena, pasando junto a unas pequeñas barcas de pesca. Llegamos hasta un pequeño muro donde nos sentamos unos minutos. Cerca de la orilla había un grupo de barquitas y un grupo de chicos que iban con canoa.
Camara de Lobos
En el margen derecho hay un faro y fuimos caminando hasta esa zona. Llegamos a una gran plataforma de cemento desde donde se podía ver gran parte del pueblo. Las vistas de este lugar eran magníficas. La pequeña playa donde habíamos estado hacía unos minutos rodeada por algunas casas y una montaña detrás.
Camara de Lobos
Subimos por unas escaleras que hay cerca del faro para llegar a una plaza. Estaba decorada con motivo de las fiestas de San Pedro, hacía unos días de esta festividad pero las decoraciones seguían expuestas. Seguimos paseando por la calle y encontramos otras escaleras que llevan hasta un parque en una zona elevada. Desde arriba se podía ver gran parte del pueblo y los acantilados que hay junto a la costa. También había una barca que conmemora el 600 aniversario del descubrimiento de Madeira en 2019.
Camara de Lobos
Camara de Lobos
Desde arriba habíamos visto un parque infantil y fuimos para que Liam jugase un rato. Estábamos haciendo muchas visitas y de vez en cuando también teníamos que buscar ratos para que Liam se distrajera. Al rato volvimos al coche y de camino pasamos por la rua Sao Joao de Deus. Mientras la recorríamos vimos unas curiosas decoraciones y también algunas puertas pintadas. No había tantas ni tan variadas como en la rua de Santa María de Funchal, pero nos entretuvimos un rato.
Camara de Lobos
Camara de Lobos
Ribeira Brava
La siguiente parada de hoy era el pueblo de Ribeira Brava. Era la hora de comer, así que fuimos a buscar un restaurante alejado de la playa. Callejeando un poco llegamos al restaurante As Patinhas. Pedimos las bebidas y nos pusieron una tapa de pies de cerdo con salsa, pensamos que no nos gustaban pero las probamos y estaban bastante buenas. Para comer pedimos un plato del día y un picado de pulpo. El plato del día era una mezcla de verduras, judías y carne con salsa acompañado con arroz. De nuevo también había un poco de pies de cerdo. Entendimos que el nombre del restaurante hacía referencia a las patas del cerdo. Comimos muy bien y de precio también estaba bien, pagamos un total de 24,2€.
Comida en As Patinhas
Comida en As Patinhas – Picado de pulpo
Desandamos el camino que habíamos hecho hasta el restaurante y en esta ocasión nos detuvimos a sacar algunas fotos. Las calles de Ribeira Brava nos gustaron mucho, pasando frente a la iglesia y el ayuntamiento. A estas horas no había casi nadie por la calle, parecía casi un pueblo fantasma.
Ribeira Brava - Iglesia
Ribeira Brava - Ayuntamiento
Paseamos hasta llegar a la playa, donde de nuevo no había casi nadie, esto ya nos extrañó más. La parte cercana al agua era de piedras y el resto era de arena. Liam estaba dormido y lo llevábamos en la mochila de porteo, así que nosotros tampoco íbamos a tumbarnos en esta playa. Subimos a un mirador que había en el margen izquierdo y podía verse tanto la costa como gran parte del pueblo. El pueblo era bonito pero no había mucho por hacer, decidimos aprovechar el tiempo y nos pusimos en dirección a Calheta.
Ribeira Brava
Ribeira Brava
Calheta
A estas alturas de viaje solo nos quedaba por visitar la zona cercana al aeropuerto y eso lo dejábamos para mañana. De este modo decidimos repetir la playa de Calheta, la que más nos había gustado. Pasamos un buen rato bañándonos y jugando con Liam a hacer castillos de arena. En esta ocasión estábamos en el otro extremo de la playa, donde vimos el puerto y un letrero con el nombre del pueblo, junto a éste último había un parque infantil en el que estuvimos un rato. Antes de abandonar Calheta fuimos a un pequeño centro comercial donde tomamos un helado y un café.
Calheta
Calheta
Funchal
Queríamos hacer una visita antes de volver al apartamento, que era uno de los mayores reclamos de la isla. Se trata del mirador de Cabo Girao, uno de los acantilados más altos de Europa. Cuando nos estábamos acercando vimos que había un poco de niebla y temimos no ver nada. Nuestra sorpresa fue que al llegar estaban cerrando y no pudimos entrar. Por un lado nos sorprendió ver que un mirador tuviese entrada y por otro que cerrasen a las 7 de la tarde. Además estuvimos mirando y en ningún sitio había un letrero con el horario. Resignados nos fuimos a nuestro alojamiento, aunque podríamos intentarlo de nuevo a la mañana siguiente. De camino paramos en un pequeño mirador, desde donde se veían las afueras de Funchal.
Mirador de Cabo Girao
Cuando llegamos al apartamento estábamos un poco cansados y decidimos que lo mejor era ir a buscar unos bolos de caco para llevar. Sergio fue a buscar tres bifanas al restaurante Esplanada Papa Bem que estaba al lado de donde habíamos desayunado varios días. En total la cena nos costó 12,8€ y el bocadillo era muy completo, la bifana venía con jamón york, queso, lechuga y tomate. Aprovechamos que cenamos en el apartamento para probar las anonas que habíamos comprado en el mercado. Aunque por fuera era amarilla, se parecía mucho a la fruta del dragón que habíamos probado en otros de nuestros viajes. De sabor también se parecía bastante a esta fruta y nos gustó bastante.
Cena - Bifana
Cena - Anona
Antes de irnos a dormir dejamos medio preparado el equipaje. Al día siguiente teníamos que dejar el apartamento y queríamos hacer algunas visitas antes de ir al aeropuerto. No queríamos perder demasiado tiempo por la mañana preparando las maletas. Con todo medio preparado nos fuimos a dormir por última vez en nuestro alojamiento de Funchal.
