Día 4 (06/12/2022) - Baden-Baden ➞ Freudenstadt ➞ Triberg

Baden-Baden

Hoy tocaba dejar la ciudad que nos había acogido las últimas tres noches. Antes de irnos, fuimos a la gasolinera que había cerca del apartamento a comprar algo para desayunar. Tomamos el desayuno en el apartamento y después de recoger nuestras pertenencias dejamos el alojamiento. El plan para hoy era llegar hasta Triberg, donde teníamos reservada habitación en un hotel, pasando por los pueblos de Freudenstadt y de Schiltach.

Lo primero fue salir de Baden-Baden despidiéndonos, de una ciudad de nos había gustado, sobre todo por su mercado navideño. Para ir hasta Freudenstadt decidimos ir por la carretera B500, una carretera que discurre por el interior de la Selva Negra. El trayecto dura aproximadamente una hora y las vistas durante el camino son muy bonitas. No pudimos evitar detenernos en un par de ocasiones para disfrutar de las vistas. Los alrededores de esta carretera son montañas boscosas y el paisaje es muy bonito, imposible no detenerse para sacar fotos.

 

Carretera-de-Baden-Baden-a-Freudenstadt

Carretera de Baden-Baden a Freudenstadt

Freudenstadt

Cuando llegamos a Freudenstadt aparcamos directamente en el parking que hay junto a Markplatz. Uno de los motivos para visitar este pueblo era precisamente esta plaza, considerada como la más grande de Alemania. La plaza está dividida en dos, debido a que la carretera principal la cruza. Primero recorrimos la parte por la que habíamos salido del parking. En esta zona había poco que ver, apenas pudimos ver un pequeño monumento con un 60, conmemorando el hermanamiento con Francia y un pequeño edificio que alberga una cafetería. Nos decepcionó un poco ver que aquí todavía no tenían montado el mercado de Navidad.

 

Freudenstadt

Freudenstadt - Markplatz

 

A los pocos minutos cruzamos a la otra mitad de la plaza. Esta parte era más verde, donde había una zona ajardinada y varios árboles. Además, en uno de sus laterales había una iglesia y justo delante un parque infantil. Aquí es donde pasamos más tiempo, ya que Liam quiso jugar un rato en el parque. Aunque hacía mucho frío pasamos un buen rato, hasta que conseguimos convencer a Liam para ir a buscar un restaurante donde comer. Encontramos el restaurante italiano Ristorante Da Jupi, donde comimos un plato de pasta cada uno que estaba muy buena. Con postre y bebida incluida pagamos en total 56,3€.

 

Freudenstadt

Freudenstadt - Markplatz

 

Freudenstadt

Freudenstadt - Markplatz

 

Después de comer fuimos al museo Experimenta. Habíamos leído que era una buena actividad para niños, aunque quizá Liam era algo pequeño. Preguntamos en recepción y nos dijeron que la entrada por los tres era de 12€. Vimos que tenían parking justo al lado, decidimos ir a sacar el coche del parking subterráneo y dejarlo en el gratuito que había junto al museo.

Una vez con el coche estacionado gratuitamente entramos al museo. La señora de la recepción nos dijo que cerraban a las 16:00, con lo que tendríamos que darnos algo de prisa para poder verlo. Por suerte el museo no es muy grande, apenas son unas pocas salas repartidas en dos pisos del mismo edificio. Empezamos a recorrer las primeras salas y vimos cosas muy curiosas. Aunque Liam era pequeño para entender algunos de los experimentos, enseguida vimos que se iba a divertir.

Vimos diferentes experimentos y se puede interactuar con muchos de ellos. Uno de los primeros fue un sistema de poleas, donde se puede aprender que es más fácil subir un peso con una polea. Otro era un cilindro lleno de agua y donde se veía un remolino cuando pulsabas un botón.

 

Freudenstadt - Museo Experimenta

Freudenstadt - Museo Experimenta

 

Freudenstadt - Museo Experimenta

Freudenstadt - Museo Experimenta

 

Seguimos con otros donde se pueden ver los diferentes órganos del cuerpo humano y donde se sitúa cada uno de ellos. En otra sala teníamos una serie de bolas y pequeños paneles con unos rayos, al tocarlos iban a parar al dedo con el que tocábamos. También había un juego con un cable de cobre y con un pequeño palo con la punta metálica, había que hacer todo el circuito sin tocar el cable para que no hiciera contacto.

 

Freudenstadt - Museo Experimenta

Freudenstadt - Museo Experimenta

 

Freudenstadt - Museo Experimenta

Freudenstadt - Museo Experimenta

 

Aunque el museo no es muy grande, Liam se lo estaba pasando en grande y quería jugar con todos los experimentos. Esto hizo que al final fuéramos justos de tiempo. Eso no nos impidió poder jugar con unas piezas que creaban un puente y su propia forma es la que lo sostenía en pie. También había unas piezas con ranuras y agujeros para formar un circuito por donde lanzar una bola y que llegase hasta el final. Otro de los experimentos, o juegos, era un panel con agujeros y una cuerda donde se ponía una bola. El juego consistía en estirar de un extremo u otro de la cuerda, para que la bola fuese siguiendo el recorrido marcado sin entrar en ninguno de los agujeros. Es un auténtico reto de coordinación, lo intentamos un par de veces pero no conseguimos llegar al final.

 

Freudenstadt - Museo Experimenta

Freudenstadt - Museo Experimenta

 

Freudenstadt - Museo Experimenta

Freudenstadt - Museo Experimenta

 

Había experimentos y actividades para niños de todas las edades, sobre todo, a partir de los 4 o 5 años. Aunque Liam con 3 años se lo pasó en grande. Es una visita muy recomendable si se viaja con niños. Con unas dos horas, o incluso menos, es suficiente para verlo todo y que los niños disfruten y aprendan.

Schiltach

Cuando salimos del museo nos pusimos en dirección a Triberg. Por el camino se encuentra el pueblo de Schiltach y decidimos hacer una parada para dar una vuelta. Aparcamos a las afueras, en un parking gratuito justo cuando empezaba a caer la noche. Empezamos a pasear tranquilamente por las calles de Schiltach y vimos que apenas había nadie por la calle. También vimos que la mayoría de locales y establecimientos estaban cerrados. Aunque ya era de noche, apenas pasaban las cinco de la tarde.

 

Schiltach

Schiltach

 

Schiltach

Schiltach

 

El pueblo no es muy grande y nos pareció muy bonito, lástima haber llegado tan tarde y que ya fuera de noche. Las casas son las típicas de la zona y con las calles están adoquinadas. Todo el conjunto le daba un encanto especial al pueblo. Enseguida llegamos a una plaza donde había una bonita fuente y estaba el ayuntamiento. Aquí paramos unos minutos a contemplar la plaza y los bonitos edificios que la rodeaban.

 

Schiltach

Schiltach

 

Schiltach

Schiltach

 

A los pocos minutos llegamos al otro extremo del pueblo, donde había un pequeño río. El pueblo nos había gustado mucho pero era muy pequeño y a esta hora no se podía hacer gran cosa. Estuvimos poco más de media hora pero fue suficiente para ver que el pueblo era muy bonito.

Triberg

Cuando llegamos a Triberg eran más de las siete de la tarde y la recepción del Hotel-Café Adler estaba cerrada. Tuvimos que llamar a la dueña para que viniera a abrirnos. Una vez conseguimos hacer el check-in, subimos las maletas a la habitación. Al entrar en nuestra habitación nos sorprendió ver que era muy grande y muy bonita, lástima que solo tuviéramos reserva para dos noches. Por ahora, fuimos a aparcar el coche en el parking gratuito que teníamos incluido con la habitación.

 

Triberg-Hotel

Triberg – Hotel-Café Adler

 

A continuación, fuimos a buscar un restaurante donde poder cenar. En Alemania los locales cierran pronto y en los pueblos pequeños no hay demasiadas opciones. Dimos una pequeña vuelta por la calle principal y vimos que apenas había un par de restaurantes abiertos. Acabamos entrando en el café restaurante del hotel Pfaff. Cuando entramos, el dueño estuvo muy simpático y trajo colores y hojas para que Liam pintase. Cuando pedimos nos dijo si su hijo pequeño podía jugar con Liam y le dijimos que sí. El rato que pasamos hasta que trajeron la cena estuvieron los dos niños pintando tranquilamente y no tenían problema para entenderse, aunque no hablaban el mismo idioma.

 

Cena

Cena

 

Cena

Cena - Flädlesuppe

 

Cuando trajeron la comida, el dueño se llevó a su hijo a dormir ya que era un poco tarde. La cena estaba muy buena y pudimos probar nuevos platos típicos de la zona de la Selva Negra. Pagamos en total 59,9€ incluyendo las bebidas. Después solo tuvimos que caminar unos cinco minutos para volver al hotel. El día había sido un poco largo y queríamos descansar para disfrutar al día siguiente del pueblo de Triberg.

 

Día 3Día 5

 

Volver al menú Selva Negra

 

Comparte este post en tus Redes Sociales

Comments powered by CComment

Utilizamos cookies propias y de terceros para realizar el análisis de la navegación de los usuarios y mejorar nuestros servicios. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Puede cambiar la configuración u obtener "Más información".