Día 11 (27/11/2021) - Nantes ➞ Prahecq
Nantes
Despertamos en el camping donde habíamos pasado la noche a las afueras de Nantes. Desayunamos y a diferencia de otros días, preparamos la mochila y dejamos la autocaravana. En esta ocasión caminamos un poco para llegar a la parada del tranvía que estaba cerca del camping. Con este medio de transporte no tardamos mucho en llegar cerca del centro de la ciudad. Bajamos en la plaza du Pont Morand, donde encontramos una estatua de Charles de Gaulle, un curioso edificio que parecía estar inclinado y el monumento a los 50 rehenes.
Nantes – Estatua de Charles de Gaulle
Nantes – Monumento a los 50 rehenes
Seguimos paseando para llegar hasta el centro de la ciudad. Por el camino pasamos por algunos edificios interesantes como la catedral Saint-Pierre-et-Saint-Paul. Se necesitaron 457 años para su construcción, empezando en el año 1434 y acabando en el año 1891. La catedral es de estilo gótico y en 1862 fue declarada como monumento histórico por el gobierno francés. Junto a la catedral encontramos la puerta de Saint-Pierre, que son los restos mejor conservados de la muralla de la ciudad de Nantes.
Nantes - Cathédrale Saint-Pierre-et-Saint-Paul
Nantes – Porte Saint-Pierre
A continuación, empezamos a caminar por la rue Henri IV. Esta calle tiene un amplio paseo peatonal con árboles a ambos lados. Pasear por esta calle fue muy agradable. Al final de la calle encontramos el castillo de los duques de Bretaña. En el siglo XIII el edificio fue reformado y adaptado sobre el castillo original que sirvió como residencia para los duques de Bretaña entre los siglos XIII y XV. En el año 1840 fue declarado monumento histórico. Ya habíamos visto muchos castillos durante nuestro viaje a lo largo del Valle del Loira, de modo que en esta ocasión nos conformamos con sacar algunas fotos del exterior.
Nantes – Calle Henri IV
Nantes – Castillo de los duques de Bretaña
Caminamos unos minutos más para llegar a la plaza du Bouffay. Aquí encontramos un pequeño mercado navideño y una pequeña montaña rusa, que era apta para los más pequeños. De este modo Liam y Miriam se subieron a la montaña rusa pagando 3€ cada uno. Después callejeamos un poco para llegar a la calle de la Marne y la calle Barillerie. En realidad mirando el mapa parecían ser solo una calle, pero a partir de cierto punto cambia de nombre. Estas dos calles están llenas de tiendas y bares. Había un centro comercial con el escaparate lleno de juguetes y decorados navideños, tardamos un buen rato en conseguir llevarnos a Liam de delante del escaparate. No pudimos resistirnos en entrar en una cafetería para tomar un café y una pasta cada uno, por lo que pagamos un total de 8,7€.
Nantes – Plaza du Bouffay
Nantes- Calle de la Marne
Después de esta pequeña parada continuamos para llegar a la plaza Real o place Royale. Aquí encontramos un gran mercado navideño, incluso nos recordó a nuestro viaje a Alsacia donde vimos montones de este tipo de mercados. Recorrimos la plaza mirando los diferentes puestos del mercado. La mayoría de los puestos eran de comida, bisutería y ropa. Para nuestra desilusión que pensábamos que serían de decoraciones navideñas. Un poco desilusionados preferimos no perder demasiado tiempo y seguir con nuestro recorrido. En pocos minutos llegamos al Passage Pommeraye, unos grandes almacenes. Entramos y vimos de nuevo muchas decoraciones navideñas, también había varias tiendas, pero a nosotros nos interesaba más la estructura del edificio y las decoraciones.
Nantes – Place Royale
Nantes - Passage Pommeraye
Se acercaba la hora de comer y decidimos acercarnos a la zona donde queríamos hacer una visita por la tarde. Cruzamos el río por uno de sus puentes para llegar a la isla de Nantes. Recorrimos un par de calles y acabamos entrando en el restaurante Bioburguer. Aunque es de comida rápida los ingredientes son de buena calidad, pedimos una hamburguesa para cada uno. Con el menú que incluía patatas y bebida pagamos en total 32€.
Después de comer solo tuvimos que caminar unos pocos minutos para llegar a la visita que teníamos planeada para la tarde. Llegamos a la entrada de Las Máquinas de la Isla. Es fácil de encontrar porque hay una máquina con forma de elefante de tamaño real en la entrada. Normalmente es posible subir al elefante y te llevan a dar una vuelta en esta máquina por la zona. Lamentablemente, estaba lloviendo y cancelaron esta actividad.
Nantes - Máquinas de la Isla
Faltaban unos minutos para que abriesen el museo de las Máquinas de la Isla y nos pusimos en la cola. Nos sorprendió ver que había mucha gente para entrar. La verdad es que no teníamos ningún tipo de expectativa respecto a este lugar, solo lo habíamos leído en algún blog sin saber muy bien que era exactamente. Mientras esperábamos en la cola fueron moviendo un poco el elefante, para que pudiésemos ver que puede girar la cabeza, articular la trompa y hasta lanzar un poco de agua. Finalmente, compramos la entrada por la que pagamos un total de 17€ y entramos al museo.
Nada más entrar nos sorprendimos al ver el interior. Había varias máquinas con forma de animal como pueden ser una hormiga, un colibrí y un camaleón. Empezamos por recorrer una zona donde no había mucha gente y poder ver estas reproducciones tranquilamente. Había algunas explicaciones de como lo habían hecho pero solo estaban en francés.
Nantes - Máquinas de la Isla
Nantes - Máquinas de la Isla
A los pocos minutos vimos que la gente se agrupaba en una misma zona y que alguien hablaba en voz alta. Nos dirigimos a esa zona y nos sorprendimos al ver que había un guía haciendo explicaciones, mientras una máquina en forma de ciempiés se iba moviendo. Empezamos a comprender porque había tanta gente para entrar a este museo. Algunas de las máquinas se mueven y hay una persona del museo que hace explicaciones referentes a cada una de ellas. Nosotros no nos enteramos mucho de las explicaciones al ser en francés. El segundo animal que vimos que hacían mover era una hormiga gigante. En esta ocasión el guía se subió encima y permitió que unos niños subieran con él.
Nantes - Máquinas de la Isla
Nantes - Máquinas de la Isla
La visita nos estaba gustando mucho y supimos que habíamos acertado viniendo a este lugar. Por su parte, Liam estaba alucinando viendo como las máquinas se movían y fue uno de los lugares que más le gustaron del viaje. El guía siguió con sus explicaciones y el siguiente animal que sacaron fue una gran ave. Siguiendo una guía parecía que volase y permitieron que dos personas se subieran en un tipo de cestas para vivir la experiencia. Después movieron una araña gigante que apareció de en medio de la sala. Hicieron que se moviera por toda la estancia, permitiendo de nuevo que un par de personas subieran sobre la máquina. Finalmente, pasamos a otra estancia donde había unas jaulas con máquinas en forma de pájaro. De nuevo, movieron algunas de estas máquinas y también una en forma de avión.
Nantes - Máquinas de la Isla
Nantes - Máquinas de la Isla
Sin duda la visita a las Máquinas de la Isla nos había sorprendido muy positivamente, pero todavía no habíamos acabado. A unos cinco minutos caminando tienen un tiovivo muy grande y decidimos acercarnos. Pagamos en total 13,8€ para poder subirnos los tres. El tiovivo consta de tres pisos. En cada uno de los pisos hay diferentes máquinas hechas con el mismo estilo a las que habíamos visto en el museo. Para subir al último piso es necesario tener un mínimo de 12 años, así que lo descartamos ya que Liam solo tenía 2. Dejamos que Liam eligiese en que máquina subir. Aunque la mayoría de las máquinas eran con forma de animal, él eligió subir en una con forma de submarino. Tuvimos que esperar unos minutos porque al parecer el submarino estaba muy solicitado. Cuando nos tocó, pudimos subir los tres en el submarino que tenía varios botones para tocar. Algunos solo hacían ruido, pero uno de ellos hacía que la máquina descendiese y se veía una pequeña representación del fondo marino. La vuelta en tiovivo duraba unos cinco minutos y una vez finalizó tuvimos que salir.
Nantes – Tiovivo de las Máquinas de la Isla
Nantes – Tiovivo de las Máquinas de la Isla
La vivista a las Máquinas de la Isla y a su tiovivo nos había gustado mucho, especialmente a Liam. Sin duda es una gran visita para hacer con niños y os lo recomendamos. Además, si tenéis la suerte de que no llueve podéis dar una vuelta subidos en el elefante que nosotros no pudimos hacer.
Habíamos acabado con las visitas y teníamos que volver a la autocaravana. Desandamos el camino y fuimos hasta la parada más cercana del tranvía. Cuando llegamos vimos que el tranvía no funcionaba. En una de las paradas había una manifestación y tenían la circulación cortada. Queríamos llegar hasta Burdeos para hacer noche y no íbamos sobrados de tiempo. Acabamos perdiendo cerca de una hora hasta que restablecieron la circulación del tranvía y pudimos ir hasta la autocaravana.
Prahecq
Cuando llegamos a la autocaravana vimos que se había hecho tarde y que no podríamos llegar hasta Burdeos. De todos modos, empezamos a hacer el camino y recorrer el máximo de kilómetros posibles para no tener que hacerlos al día siguiente. A medio camino entre Nantes y Burdeos empezamos a estar los tres cansados y decidimos parar. Mirando la aplicación Park4night vimos que había una zona habilitado para autocaravanas en el pueblo de Prahecq. Sin pensarlo salimos de la carretera y llegamos a este pueblo para pasar la noche. Al día siguiente ya recorreríamos los kilómetros que no habíamos podido hacer hoy.
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