Día 8 (02/08/2020) - Cangas de Onís ➞ Llanes ➞ Potes
Cangas de Onís
Hoy tocaba despedirse de Cangas de Onís y de Asturias, pero no de la montaña ni de la zona de los Picos de Europa. Para hoy teníamos planeado visitar Llanes y hacer algunas paradas en los alrededores. Finalmente, cruzaríamos a la comunidad autónoma de Cantabria para dormir en el pueblo de Potes, situado también en las cercanías de los Picos de Europa.
Ribadesella
Dejamos el apartamento sin haber tomado café y la primera parada del día estaba cerca de Ribadesella. Decidimos parar en este pueblo que habíamos visitado dos días atrás para tomar un café antes de empezar con las visitas. El día no acompañaba demasiado y esperábamos que mejorase mientras estábamos en algún bar. Entramos en una cafetería donde tenían un gran surtido de repostería y no pudimos resistirnos en probar una riosellana.
Cuando salimos del bar dimos una vuelta por la playa antes de volver al coche. Dos días atrás habíamos visitado la zona del centro, al otro lado del río Sella. En esta ocasión estábamos en la otra orilla y recorrimos parte de la playa de Santa María. El paseo es bastante largo y solo recorrimos una parte. Lo que más nos gustó fueron las casas de estilo colonial, que por lo que pudimos ver habían restaurado para convertirlos en pequeños hoteles.
Ribadesella – Playa de Santa María
Ribadesella
Acantilados del Infierno
Desde Ribadesella a Llanes queríamos hacer dos paradas. La primera fue en los Acantilados del Infierno. Tuvimos que salir de la carretera por un camino de tierra y aparcamos muy cerca de los acantilados. Solo tuvimos que caminar unos pocos metros para llegar cerca del mar. Desde aquí puede verse como la costa en esta zona está llena de acantilados. Recorrimos un poco la zona para verlos de cerca y sacar algunas fotos. Hay un camino por el cual se puede ir caminando hasta Llanes, pero son unos cuantos kilómetros. Por nuestra parte no teníamos más intención que ver un poco el paisaje y no tardamos en volver al coche.
Acantilados del Infierno
Acantilados del Infierno
Bufones de Pría
La segunda y última parada antes de llegar a Llanes fue en los Bufones de Pría. Para poder llegar hay que dejar el coche en un parking de una zona residencial. A la hora que llegamos tuvimos que esperar un rato hasta que un coche se fue para poder aparcar. Después hay que caminar durante unos quince minutos para poder llegar hasta los bufones. Nada más acceder a la zona, vimos que el paisaje ya merece la pena el paseo.
Bufones de Pría
Bufones de Pría
Lo que hace especial a este lugar son los bufones. Se trata de unos orificios que hay en la roca, de manera que cuando las olas golpean abajo hacen que el aire suba por los orificios y el sonido que producen es similar al de un bufido. En los momentos de marea alta y con mala mar el sonido es más impresionante y puede llegar a salir agua por los orificios. Cuando nosotros fuimos no había ni una cosa ni la otra, pero si nos acercábamos lo suficiente podía escucharse perfectamente el sonido de los bufidos.
Bufones de Pría
Estuvimos un rato recorriendo la zona y escuchando el sonido en varios bufones. El paisaje es fantástico y el día nublado ayudaba a que pareciese más auténtico. Estuvimos sacando algunas fotos hasta que vimos la hora que era, con lo que nos faltaba para llegar a Llanes empezaba a hacerse tarde para comer.
Bufones de Pría
Bufones de Pría
Desandamos el camino para llegar al parking y en esta ocasión nos detuvimos para hacer una vista rápida de la playa de Guadamía. Después continuamos hasta una zona donde hay un par de restaurantes. Íbamos hablando y no nos dimos cuenta de que nos habíamos equivocado de camino hasta que vimos que las casas no nos sonaban. Dimos la vuelta hasta donde están los restaurantes y después hasta el coche.
Playa de Guadamía
Llanes
Al llegar a Llanes vimos que las señales de tráfico indicaban aparcar a las afueras del pueblo. Encontramos parking muy rápido y caminamos algo más de diez minutos para llegar al centro. Nos sorprendió ver que había mucha gente, de los días que llevábamos en el principado solo habíamos visto calles abarrotas de gente en Cangas de Onís. Era domingo y seguramente eso ayudaba.
Por el camino estuvimos mirando recomendaciones de donde comer, pero la mayoría estaban llenos. Vimos que había muchos restaurantes y entramos en uno de los que tenía buenas críticas. Nos sentamos en la terraza del restaurante Uria, tenían un menú por 14,5€ que para ser domingo no estaba nada mal. Pedimos sopa de marisco y ensalada de atún de primero, de segundo escalopa al cabrales y cordero. Estaba todo muy bueno y por un precio más que aceptable.
Comida en Uria - Escalopa al cabrales
Comida en Uria - Cordero
Habíamos comido muy cerca del muelle y decidimos empezar la visitar por aquí. Vimos muchas lanchas y barcas pequeñas amarradas en este muelle que empieza unos metros antes de llegar al mar, más bien parece un canal. La arquitectura y colores de las casas de alrededor hacen que el paisaje global mejore.
Llanes
Siguiendo junto al muelle llegamos hasta el puerto. Lo más interesante de este lugar son los Cubos de la Memoria. Son los bloques de hormigón que se ponen para hacer de rompeolas y protegen el puerto. Agustín Ibarrola los pintó creando una de las mejores manifestaciones de arte público. Las pinturas se mezclan rompiendo las aristas y creando nuevas formas al unir los cubos mediante los colores.
Llanes - Cubos de la Memoria
Llanes - Cubos de la Memoria
Continuamos paseando junto al mar para llegar a la playa del Sablón, no es muy grande pero está muy cerca del centro del pueblo. El día estaba nublado y no había casi nadie en la playa. La verdad es que el tiempo no acompañaba y no apetecía meterse en el agua.
Llanes - Playa del Sablón
A poca distancia se encuentra el paseo de San Pedro, uno de los lugares que más ganas teníamos de visitar. Es una zona elevada que se extiende varios cientos de metros a lo largo de la costa. Desde aquí están probablemente las mejores vistas de todo Llanes. Puede verse desde el puerto con los Cubos de la Memoria hasta el casco antiguo. Recorrimos gran parte de este paseo antes de descender.
Llanes - Paseo de San Pedro
Llanes - Paseo de San Pedro
El último lugar que queríamos visitar era el casco antiguo de Llanes. Todavía mantienen parte de la muralla que rodeaba el antiguo pueblo. En esta zona hay varios edificios importantes de la historia de Llanes, entre ellos varios palacios. De los edificios que estaban mejor conservados están la Basílica de Santa María del Concejo y la capilla de Santa Ana. Las calles de toda esta zona son estrechas y una de ellas estaba llena de restaurantes y gente paseando. Al salir del casco antiguo llegamos a una plaza y entramos en un bar a tomar un café antes de irnos de Llanes.
Llanes - Basílica de Santa María del Concejo
Llanes – Capilla de Santa Ana
De vuelta al coche vimos varias casas de estilo colonial. Durante nuestra visita a Llanes vimos que había varios lugares cinematográficos. De hecho hay placas repartidas por el pueblo que indican los puntos que han salido en alguna película. Una de ellas era una de estas casas y que fue la que se utilizó en la película del Orfanato.
Llanes – Casa de El Orfanato
Cerca del coche había una zona vallada con un caballo dentro. Vimos que una familia se acercó a ver el caballo y también nos acercamos. Al parecer ellos se pasaban muchos días a ver al caballo que pasa muchas horas solo y le gusta que la gente le haga caricias. A Liam le gustó mucho y con mucho cuidado dejamos que lo tocase. No estuvimos mucho rato, pues todavía queríamos hacer una última parada antes de llegar a Potes.
Playa de Gulpiyuri
La última parada de hoy, y con la que nos despedíamos del Principado de Asturias, fue la playa de Gulpiyuri. El parking está cerca de la salida de la autovía y a unos diez minutos a pie de la playa. Ésta es muy curiosa porque el mar está a unos cien metros de distancia. Esta playa se crea porque hay una zona rocosa por donde se filtra el agua del mar y llega hasta aquí donde hay una pequeña zona que se encuentra por debajo del nivel del mar. Se llega por un camino que esta unos pocos metros por encima de la playa y desde donde puede verse toda esta curiosidad de la naturaleza.
Playa de Gulpiyuri
Descendimos hasta la arena y sacamos nuestras toallas. A pesar de que el día no acompañaba demasiado había bastante gente. El agua estaba fría y solo nos mojamos los pies, aunque había gente que se atrevía a bañarse. Era la primera vez que Liam iba a la playa, aunque era a esta tan particular. La verdad es que le encantó y no tenía miedo al agua, había que vigilarlo para que no se metiese de lleno. Estuvimos un buen rato en la playa de Gulpiyuri hasta que empezamos a notar que hacía frío y vimos que se hacía tarde. Todavía teníamos que recorrer unos cuantos kilómetros para llegar al hotel donde nos hospedaríamos las dos próximas noches.
Playa de Gulpiyuri
Potes
Seguimos la autovía del cantábrico hasta llegar a la comunidad autónoma de Cantabria, concretamente al pueblo de Unquera. Aquí nos desviamos y tomamos la nacional que lleva hasta Potes. Tardamos cerca de una hora más en llegar a nuestro destino. Solo hay unos 40 kilómetros pero la carretera no da para correr demasiado debido a las curvas. La carretera discurre por el desfiladero de la Hermida y es bastante estrecha.
Más tarde de lo esperado llegamos a nuestro alojamiento en el Hotel Infantado. Concretamente se encuentra en Ojedo, a poca distancia de Potes. Solo tuvimos tiempo de dejar las cosas en la habitación y bajar al restaurante del hotel para cenar. Pedimos una parrillada de verduras para compartir y que así Liam comiese verdura. De segundo pedimos un magret de pato y un rape. Estaba todo muy bueno y en total pagamos 49€ por la cena. No había sido barato pero la comida era de calidad.
Cena en Hotel Infantado - Magret de Pato
Cena en Hotel Infantado - Rape
De vuelta a la habitación pudimos organizar un poco nuestro equipaje y planificar un poco que ver al día siguiente. La idea era ir hasta Fuente Dé y subir al teleférico por la mañana, dejando la visita al pueblo de Potes para la tarde. Habíamos reservado para desayunar en el hotel a las 8, así no tendríamos que levantarnos demasiado temprano pero tendríamos tiempo de hacer las visitas.
